A la Barrick se le escapó la tortuga y el cianuro
Autoridades nacionales y provinciales defendieron el accionar de la Barrick Gold a pesar del derrame de 15.000 litros de cianuro en un río de San Juan. Desfachatez y cinismo oficial a la hora de dar explicaciones
"Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio” suele cantar Joan Manuel Serrat, y tan certera es la frase del cantautor catalán que puede reflejarse en la actitud que tuvo la multinacional minera Barrick Gold, que tras negar en un comienzo el derrame de cianuro sobre el río Jáchal en la provincia de San Juan, en el día de ayer salió a reconocerlo con argumentos tan ilógicos que parecieron una tomada de pelo a la gente que sufre esta catástrofe social.
El conocimiento fáctico de los hechos, como lo es el derrame de más de 15.000 litros de cianuro y mercurio directamente al río, y que ocasionaron un grave daño ambiental al centro norte sanjuanino, han valido para que desde la empresa y las autoridades provinciales dieran explicaciones de sus actos.
La insólita defensa de las mineras despertó aún más críticas en la sociedad. Jaime Bergé, titular de la Cámara Minera de San Juan, una de las voces defensoras de la transnacional canadiense, afirmó muy suelto de cuerpo que "el cianuro en el manejo de las minas está en proporciones tan bajas que está alrededor del 7% al 8% en el agua. Hasta podés tomar medio vaso que no va a hacer nada. Está sumamente diluido".
Descontrol oficial
Las palabras de Bergé apoyando a la Barrick Gold, despertaron la indignación social por sentir que el dirigente le estaba tomando el pelo a la población. El descaro con el que suelen moverse las multinacionales mineras y sus representantes muestran lo peor de los negociados efectuados durante la mal llamada década ganada, que sólo piensan en el dinero fácil sin pensar en lo más mínimo en las consecuencias sociales y ecológicas que esas acciones acarrean.
En diálogo con Hoy, el presidente de la Asociación de Abogados Ambientalistas, Enrique Viale, señaló que “en Argentina la actividad de la megaminería es insustentable y no hay forma de controlarla. La actividad minera hipoteca el futuro de generaciones enteras. El gobierno de San Juan oficia como vocero de la empresa, mostrando que no hay control ambiental alguno y que en realidad es promotor de la empresa”.
Según el letrado, “la actitud de las autoridades nacionales, provinciales y municipales en esta clase de temas ni siquiera es de inacción, sino que es de complicidad ante los poderes económicos. La falta de planificación por parte de los gobiernos ayuda a que este tipo de catástrofes en vez de disminuir se incrementen con el correr del tiempo”.
Este nuevo descalabro ecológico surgido en San Juan deja en evidencia la inacción oficial en materia ambiental y la complicidad de los gobiernos con los intereses de las multinacionales mineras que se han llevado gigantescas ganancias de nuestro país dejando poco dinero para el desarrollo argentino.