Avanza la causa contra el laboratorio HBL Pharma

El Ministerio de Seguridad de la Nación denunció al laboratorio HLB Pharma, propiedad de los empresarios Ariel García Furfaro y Andrés Quinteros, por presunta falsificación de documentos para renovar su autorización de importación de fentanilo. La presentación fue en medio de la causa que investiga la crisis sanitaria que provocó un lote de ampollas de fentanilo contaminado, que causó 75 muertes hasta el momento, pero que pueden ser más.

La denuncia fue presentada por el director nacional de Precursores Químicos, Walter Klix, y recayó en el juzgado federal de Sebastián Casanello.

Según consta en el escrito, García Furfaro habría presentado un certificado de habilitación municipal trucho de San Isidro para completar el trámite ante el Registro Nacional de Precursores Químicos.

Muertes en ascenso

En paralelo, fuentes oficiales señalaron que el número de muertes por fentanilo contaminado podría ser incluso mayor al conocido públicamente: se habla de al menos 20 fallecimientos más que formarían parte de una “cifra negra” no denunciada ni registrada por el sistema.

Sumado a esto, la Justicia calculó más de 42.000 ampollas contaminadas sin detectar. Son del lote 31.202, producido el 18 de diciembre de 2024 y que contenía 154.530 ampollas. Judicialmente fueron recuperadas 64.000 y 29.000 están en poder de instituciones de salud. Las faltantes 42.617 pudieron haber sido usadas, descartadas o vendidas en negro. Si bien cualquier anestestesista hoy en día está informado que no puede usar ampollas de dicha partida, el problema es a quién se les aplicó antes de saltar el escándalo.

PHP Pharma en la mira

Meses antes que se conocieran las muertes por las ampollas distribuidas por HLB Pharma, la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) recibió una acusación anónima en la que afirma que el laboratorio vendía droga.

En ese entonces, como viene informando diario Hoy desde que estalló el escándalo, se inició una investigación en la que saltó a la luz que Furfaro, junto a sus hermanos Diego y Damián, habían logrado los acuerdos necesarios para abrir un laboratorio nuevo en Ciudad del Este, Paraguay, uno de los vértices de la Triple Frontera, epicentro de la mercadería ilegal y el narcotráfico.