Causa José León Suárez: “Más que fusilamientos fueron asesinatos”

Los familiares dejaron en claro que las víctimas eran militantes peronistas.

Continúan declarando familiares de las víctimas de los fusilamientos de José León Suárez. La masacre fue protagonizada por miembros de la Policía de la Provincia de Buenos Aires entre el 9 y 10 de junio de 1956. Este miércoles lo hizo Mónica Benavídez, hija de Reinaldo Benavídez, uno de los sobrevivientes.

El juicio se está desarrollando en el Juzgado Federal Criminal y Correccional N°2 del partido bonaerense de San Martín, a cargo de la jueza Alicia Vence. Los hechos sucedieron durante el gobierno de facto autodenominado “Revolución Libertadora”, de Pedro Eugenio Aramburu. En ese tiempo, el peronismo estuvo proscripto por decreto.

Al respecto, Mónica señaló que “fue un día muy emotivo, muy movilizador”. Y agregó: “Decir fusilamientos es un eufemismo, la palabra correcta es asesinatos".

Mónica es hija de Reinaldo Benavídez, uno de los siete sobrevivientes. “Mi papá era amigo de la infancia de Julio Troxler, ya en el camión vieron venir lo que iba a pasar y por señas se pusieron de acuerdo en que, apenas los bajaran, golpearían al custodio y correrían”, contó y sentenció: “Eso hicieron y así salvaron su vida”.

Troxler y Benavídez se conocían del barrio, de Florida Oeste, donde se habían criado juntos. Benavídez entonces tenía 30 años, era soltero y trabajaba como comerciante: era socio en un almacén de ramos generales en Villa Martelli, la localidad vecina. Era peronista, todo el barrio lo sabía.

Mónica continuó: “Huyeron del basural como pudieron, cada uno en una dirección distinta. Mi papá no volvió a su casa, se refugió en otro lado. De alguna manera le hicieron llegar el mensaje de que la embajada de Bolivia lo recibiría y allí fue, se encontró con Troxler y otros más, y de ahí partió al exilio en La Paz”.

Además, su hija narró un hecho que los marcó toda la vida, a ella y a su padre, que finalmente fue anexado a la causa. “Muchos años más tarde, yo tendría unos 12 años; mi papá trabajaba en una panadería en avenida Fondo de la Legua, en San Isidro, y volvía a casa en Del Viso en tren. Se le acercaron cuatro tipos, servicios seguramente, antes de llegar a la estación Polvorines, de la línea Belgrano Norte, y trataron de tirarlo a la vías. Él se resistió”.

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