Pobreza extrema

Chaco: la imagen más triste de una Argentina en decadencia

A los 14 años y con 10 kilos, falleció Oscar Sánchez, víctima de una “desnutrición crónica”. El niño qom era oriundo de El Impenetrable, una de las zonas más vulnerables del país. Su muerte, que el gobernador Jorge Capitanich asoció a una “cuestión cultural”, pone en evidencia una realidad que las cifras oficiales ya no pueden ocultar. La palabra de los especialistas

Días atrás, la foto de Alan Kurdi, el niño sirio ahogado en una playa turca, conmovió al mundo y puso en relieve el drama de los refugiados. Ayer, otra imagen volvió a revelar la miseria humana de quienes ostentan el poder.

Porque las secuencias agonizantes del pequeño Oscar Sánchez, con más huesos que piel (ver La realidad que duele en el alma), duelen en el país que otrora fuera el granero del mundo y hoy ni siquiera puede alimentar como corresponde a todos sus habitantes. El botón de muestra de esta Argentina en decadencia tuvo lugar a menos de mil kilómetros de la Casa Rosada, en Resistencia, Chaco, donde el niño qom, de 14 años, murió por “desnutrición, neumonía y otras enfermedades no confirmadas como meningitis y tuberculosis”.


Oriundo de El Impenetrable -esa extensa porción de la llanura chaqueña en la que los olvidados habitantes viven en condiciones sanitarias y alimentarias deplorables-, la suya es la crónica de una muerte anunciada. Pesaba 10 kilos, hacía un año que estaba “gravemente enfermo de tuberculosis, con una severa desnutrición asociada a tal enfermedad, además de padecer meningitis, más una aguda neumonía”, confirmó el abogado Rolando Núñez, coordinador del Centro de Estudios Nelson Mandela, una ONG que desde hace años denuncia la indiferencia de las autoridades hacia los sectores más vulnerables del Chaco. Por eso, cuando días atrás fue derivado desde la zona de El Impenetrable hacia el Hospital Pediátrico de Resistencia, “el diagnóstico presuntivo fue de un inminente deceso”, recordó Núñez.

Pero no se trató de un hecho aislado. Años atrás, el Centro Mandela denunció la muerte de la mamá de Oscar, por una peritonitis mal atendida en un puesto sanitario de la zona; a principios de año, la misma organización alertó sobre el fallecimiento de un niño qom de 7 años, debido a un severo cuadro de desnutrición.

Como en aquellos casos, el exjefe de Gabinete y gobernador chaqueño, Jorge Capitanich, relativizó la problemática y manifestó su “dolor” por “esta muerte que se da por una cuestión cultural”.

Acaso, ¿puede considerarse el hambre como parte del acervo cultural de un país? ¿Es este el verdadero “modelo” kirchnerista?

Entre la pobreza real y la magia del Indec

“Nada impresiona más que entender que la pobreza más cruel, la más extrema, es la que te roba también la posibilidad de pensarte distinto”, sentencia Martín Caparrós en su libro de crónicas El Hambre, e interpela: “Usted, lector amable, un poco olvidadizo, ¿se imagina lo que es no saber si va a poder comer mañana? Y, más: ¿se imagina cómo es una vida hecha de días y más días sin saber si va a poder comer mañana? ¿Una vida que consiste sobre todo en esa incertidumbre y en el esfuerzo de imaginar cómo paliarla, en no poder pensar en casi nada más porque todo pensamiento se tiñe de esa falta? ”.

Ninguna de esas preguntas deben cruzar las mentes de los oradores del relato oficial. Tal vez por eso, la palabra “desnutrición” fue erradicada del sistema chaqueño de Salud Pública (ver más abajo). Por eso, quizá, el 1.050.000 de personas que habitan el Chaco hace más de tres años que no dispone de cifras provinciales de pobreza, indigencia y empleo, entre otros indicadores. Sí, de los números mágicos del Indec, que hace menos de un mes ubicó a una de las provincias más pobres del país al borde del pleno empleo (calculó que sólo le falta trabajo al 0,4% de la población); registró un 8,4% como último dato de pobreza, y una indigencia de sólo 1,4%.

La muerte de Oscar Sánchez pone en evidencia la grosera falacia del organismo público y confronta con los relevamientos realizados por el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (ISEPCI), para el que el 48,1% de los chaqueños es pobre y el 14,4% es indigente. Al menos así era hasta el cuarto trimestre de 2014, porque el año pasado el Indec dejó de publicar los datos de la Canasta Básica Alimentaria y Canasta Básica Total, claves para medir la pobreza y la indigencia.

Estas distorsiones se traducen a la órbita nacional, y así, 11 millones de argentinos (28,7%) -de los cuales 2 millones son indigentes- no lograr cubrir el costo de una canasta básica de alimentos, según informó el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica (UCA), contra el 4,7% que el Indec midió hace ya más de dos años.

Las estadísticas oficiales pretenden ocultar la realidad de buena parte de la Argentina que permanece como detenida en el tiempo: sin alimentos, luz, agua ni cloacas. Habitantes que no imaginan otro mundo más allá de su precariedad. Como los 5 de cada 10 pobres del Chaco. Como el pequeño Oscar.

“La miseria es una realidad inocultable”

Por Marcelo Salgado ( Coordinador del Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (ISEPCI) en Chaco )
Especial para Hoy

Los pueblos originarios y los pobres que habitan en los barrios y asentamientos más humildes, cuyos ingresos, en su gran mayoría, provienen de planes sociales y el trabajo informal o precario, no alcanzan para cubrir el costo de la canasta básica alimentaria (línea de la indigencia), cuyo valor es de $2966.

La muerte de Oscar Sánchez, como la de Néstor Femenia (de 7 años) a principios de 2015, no sólo tiene que ver con la pobreza extrema en la que viven, sino con el colapso del sistema de salud: no hay médicos, enfermeros, agentes sanitarios, ni insumos, y desde el interior se derivan la mayoría de los casos a los hospitales de Resistencia, que ya están colapsados en la atención a la población local.

Las autoridades nunca van a reconocer la pobreza, la desnutrición y que la mitad de la población no accede al agua potable ni cloacas, porque en su relato ellos dicen que ha habido una mejora sustancial en el hábitat.

Casos como el de Oscar, son realidad no sólo en el interior provincial, sino a pocas cuadras de la casa de gobierno, en Resistencia, donde la miseria es una realidad inocultable. Diría que las desigualdades se advierten en todas las localidades, pero en El Impenetrable es donde más se agudiza.

“Capitanich eliminó la palabra desnutrición”

Frente a la indiferencia oficial, la muerte de Oscar Sánchez golpeó de cerca a hombres sensibles como el Dr. Sergio Casalboni, que en la Cooperadora para la Nutricion Infantil (CONIN), de Quitilipi, Chaco, atiende a más de un centenar de chicos con problemas de nutrición. La problemática, dijo a Hoy, la ve no sólo en sus pacientes, sino cada vez que sale a la calle. “Es triste. Por eso, cuando escucho hablar al gobernador de la problemática como ‘casos aislados’ me genera irritación; porque sólo en Quitilipi hay más de 300 desnutridos. Entonces, no puede mentir tanto, no puede tener tanta maldad humana como para minimizar el problema sin intentar solucionarlo”, afirmó, apenado.

Desde el aspecto médico, precisó que “la desnutrición causa varios problemas: cuando hay escasez de nutrientes empieza a fallar el organismo, se va desgastando hasta que el paciente llega a un estado en que es piel y hueso. El cuerpo intenta preservar la vida, entonces, empieza a ahorrar energía, anula la bomba de sodio y esto provoca un desequilibrio que aumenta los riesgos de deshidratación. Luego, se apaga la función inmunológica y el paciente queda sin defensas, siendo vulnerable a cualquier tipo de infección”.

El cuadro de Oscar, señaló Casalboni, se agravó producto de su “crónica desnutrición”, que acelera la evolución de enfermedades que un chico sano podría sortear con mayor facilidad. “Esto es un fracaso sanitario, producto del desinterés por atender el problema nutricional, al punto que la palabra desnutrición fue eliminada de Salud Pública por pedido de Jorge Capitanich -en una decisión similar a la que tomó en Salta el gobernador Juan Manuel Urtubey, tras la muerte de una decena de niños-. Hoy, se mide niño con peso normal, con riesgo de bajo peso o con bajo peso, pero ya no se utiliza la tabla de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de desnutrido leve, moderado y grave”, aseguró el especialista.

Esto, aseguró, lleva a que los casos no sean detectados, sobre todo en El Impenetrable, donde los chaqueños “están abandonados, desprotegidos y el sistema de salud es deficiente. Por esto, es necesario capacitar a agentes sanitarios que salgan a enfrentar el problema para detectarlo antes de tiempo”.

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