Hoy se recuerda el paso a la inmortalidad del dirigente Antonio Balcedo

Referente histórico del Soeme y fundador del diario Hoy, su obra quedó marcada a fuego.

Un 19 de agosto del 2012… Antonio Felipe Balcedo dejaba este mundo para pasar a la inmortalidad, luego de haber cosechado los frutos de una vida de dedicación, entrega, trabajo y militancia, que marcó un antes y un después en la ciudad de La Plata.

Balcedo nació en el invierno de 1936, creció en Romero y estudió en el Colegio Nacional. Desde temprana edad, abrazó la causa peronista siguiendo a su hermano Héctor. Compartió momentos de mu­cha confianza con el general Juan Domingo Perón, con quien llegó a posar en la denominada Puerta de Hierro en Madrid en la década del 60.

Con 26 años de edad, en 1962 fue electo como el diputado provincial más joven de la historia argentina hasta ese entonces. Años más tarde, formó parte del Concejo que fundó la CGT.

En una de sus primeras experiencias laborales como taxidermista del Museo de Ciencias Naturales, Balcedo leyó innumerables libros que le permitieron forjar una sólida formación intelectual que luego utilizó para la defensa de los intereses nacionales y populares.

Escritor, militante, buen amigo y fiel compañero, hizo carne muchas frases a lo largo de su vida, como aquella que indica que los “espacios no se ocupan, se ceden”.

Referente histórico del Soeme y fundador del diario Hoy, su obra quedó marcada a fuego. Honró la democracia sacando a la calle un periódico el 10 de diciembre de 1993, cumplidos diez años del final de la última Dictadura Militar en el país.

Fue perseguido por los militares en la época de facto, cuando los servicios de inteligencia de la Triple A descubrieron que había viajado a Moscú para formar parte del Congreso de la Paz. Lo vincularon al comunismo y tuvo que mudarse a Villa Gesell por unos años. Jamás escondió sus convicciones y finalmente ganó su batalla ideológica.

Hoy su legado continúa en manos de su familia, que ha defendido al diario Hoy contra todos los embates políticos y ha puesto en pie nue­vamente un periódico que nun­ca debió dejar de estar en las calles, junto a los platenses.

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