Repsol: el último gran robo

EN FOCO

La impunidad y la manipulación de la Justicia que ha hecho el gobierno kirchnerista prácticamente no reconoce antecedentes en la vida democrática de nuestro país. El saqueo sistemático, la corrupción enquistada en el seno de la administración K, ha crecido exponencialmente debido a que la gran mayoría de los funcionarios judiciales (siempre hay honrosas excepciones, que deben ser destacadas) han mirado para otro lado o fueron absolutamente funcionales –o cómplices- para que ello suceda.

En este contexto, no resulta una casualidad que se pueda avanzar con una infamia tan grande como lo es el acuerdo con Repsol que implicará para el Estado argentino, es decir para el conjunto de los ciudadanos que pagamos nuestros impuestos, tener que desembolsar más de 6 mil millones de dólares -endeudando e hipotecando al país durante más de 20 años- para satisfacer a una empresa española que ha provocado un verdadero desastre durante su gestión en YPF. Esta estafa, en el corto plazo, seguramente recibirá el aval del congreso (otro de los poderes del Estado cooptado por el kirchnerismo), que viene funcionando como una escribanía debido a que el oficialismo aún conserva la mayoría en ambas cámaras, pese a haber sufrido un durísimo revés electoral en los comicios legislativos de 2013.

Tras 14 años como principal accionista de YPF, Repsol ha dejado a la Argentina prácticamente sin reservas de petróleo y gas, lo que implica la necesidad de importar hidrocarburos pagando cifras siderales que desangran las cuentas públicas. Y que ha llevado a la crisis que estamos viviendo, cuyo último capítulo fue la abrupta devaluación de más del 20%.

Asimismo, Repsol ha provocado severos daños ambientales, por la falta de inversiones, y se ha llevado en concepto de utilidades miles de millones de dólares a costa de nuestros recursos naturales, que le han permitido expandirse en distintos lugares del planeta. Hasta antes de la privatización en los ´90, que tanto respaldaron los Kirchner cuando gobernaban Santa Cruz, YPF era una empresa que garantizaba el abastecimiento interno y, pese a dificultades coyunturales que tuvo que afrontar durante distintos gobiernos, era un modelo a seguir en el continente. 

La petrolera fue rematada por el menemismo, y tanto Néstor como Cristina recibieron unas cuantas decenas de millones de dólares que sirvieron para comprar acciones de la empresa privatizada. Esos bonos fueron vendidos en 1998, cosechando más de 500 millones de dólares que el entonces gobierno de Santa Cruz giró a bancos del exterior. La impunidad hizo que ningún juez y fiscal investigara, a fondo, el destino de esos recursos.

Solamente un gobierno que tiene como matriz la corrupción puede terminar recompensando a los saqueadores. Y lo hace, para colmo, cuando está en la recta final: en 2015 el kirchnerismo pasará a ser historia, pero el conjunto del pueblo argentino deberá pagar con sangre, sudor y lágrimas, el despilfarro y el robo de los que hoy detentan el poder político. 

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