“Si no hay dinero en el bolsillo para que la gente coma, nadie nos va a dar bolilla”

Así lo consideró Jorge Rachid, médico sanitarista, al ser consultado por diario Hoy sobre lo que debe hacer el Gobierno para volver a ganarse la confianza de la sociedad tras el resultado de las PASO.

Jorge Rachid, médico sanitarista y asesor del gobierno de la provincia de Buenos Aires, en diálogo exclusivo con diario Hoy, habló sobre las elecciones Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del domingo pasado, y afirmó que “lo que faltó es que nosotros tuviésemos una posición clara de lo que estábamos proponiendo como modelo de construcción”, al mismo tiempo que aseguró que la coalición Juntos por el Cambio “tiene un nivel de votos que más o menos lo conservó de la última elección”.

Consultado sobre lo que debe ha­cer el oficialismo para que la sociedad vuelva a confiar en el Gobierno, Rachid consideró que “si no hay di­nero en el bolsillo para que la gente coma, nadie nos va a dar bolilla por más que le cantemos la canción más preciada”.

—A sabiendas de que usted dijo que “necesitamos menos gatitos y más rottweilers”, ¿qué lectura hace de las PASO?

—Tiene varios niveles de definición el análisis. Yo trato de evitar el análisis por el ojo de la cerradura porque siempre busca culpables individuales, y obviamente hay múltiples causas que lleva una derrota como la del domingo; desde filosóficas hasta económicas, y hasta de la gestión. Eso lo digo con mucho énfasis porque me parece que la política es confrontación, es lucha, no es mimo, e identificar al adversario es muy importante para que la gente sepa por qué está peleando. Pero estamos en una situación –por eso te decía que son varios niveles– en donde nuestros compatriotas están pasando una situación económica muy difícil, muy límite en algunos casos, producto de la pandemia, es verdad, pero tendríamos que haber concurrido con efectividades conducentes.

—¿Por qué cree que el electorado vuelve a elegir una opción a la que le había dado la espalda hace dos años?

—Me parece que hay que hacer un análisis más preciso. La gente de Juntos, que antes era Cambiemos, tiene un nivel de votos que más o menos lo conservó de la última elección. Me parece que se abrieron nuevas opciones que dispararon la posibilidad de expresar algún tipo de bronca, como en el caso de los libertarios, o algún tipo de novedad, como en el caso de Manes. Pero en realidad lo que faltó es que nosotros tuviésemos una posición clara de lo que estábamos proponiendo como modelo de construcción. Estamos en condiciones de dar una respuesta económica. Estamos en una guerra y tuvimos un enemigo muy poderoso que combatió todas y cada una de las políticas sanitarias por un lado y económicas por el otro, saboteando cualquier intento de ampliación de derechos.

—De lo que usted me dice, entiendo que es más la cantidad de votos que pierde el oficialismo que la que gana Juntos, ¿es correcta esa lectura?

—Absolutamente, claro que sí.

—Esos votos que pierde el oficialismo del 2019 a ahora hicieron crecer a muchas pequeñas fuerzas, consolidando a la izquierda como tercera fuerza en la Nación y en la Provincia; también hicieron crecer a los libertarios como Milei. Si es que lo hay, ¿qué peligro ve usted en el crecimiento de estas pequeñas fuerzas?

—El peligro es que nosotros deberíamos haber tenido una propuesta que enamore y canalice esas inquietudes siempre latentes en la juventud, una ruptura con el orden establecido en este marco colonial que estamos manejando. Yo esto lo comparo cuando me hacen reportajes y me dicen: “¿Usted cómo se para?”. Y yo me paro donde me parece a esta altura de mi vida y más o menos como se paraban los muchachos de Forja, en el interregno donde no termina de morir un sistema y no acaba de nacer otro. También es cierto que, como decía Benedetti, nunca hay nada más lento al andar que el pueblo haciendo la historia.

El Estado nacional, nosotros, debemos tener la obligación de estar dando una respuesta significativa, no solamente racional, sino fundamentalmente emotiva, de hacia dónde vamos. El pueblo a veces se siente desamparado. Me preguntaban por la vacunación y yo les decía que la vacunación es un derecho. Los peronistas construimos derechos. La obligación de la Gobernación, y en eso el Gobierno nacional estuvo muy fuerte, fue darle una respuesta de vida al pueblo argentino. Si eso no se reflejó en las urnas es porque además pasan otras cosas en la vida, como por ejemplo comer o tener tranquilidad sobre lo que va a pasar con los proyectos de vida para sus hijos. Estas son cuestiones que hay que tratar de solidificarlas en un modelo social, solidario, que hay que expresarlo además con comida todos los días, pero no solamente con esto de instalar los subsidios, sino creando trabajo.

—Quedan 60 días de acá a las elecciones generales, ¿qué hay que hacer para que la gente vuelva a ­confiar en el Gobierno y le dé el apoyo que necesita para obtener esa tranquilidad de gobernabilidad en las Cámaras que se podría complicar si realmente se vuelven a repetir estos resultados?

—Primero, solucionar el tema del hambre; segundo, me parece, identificar que estamos en un estado colonial, y si alguien quiere vivir como colonia en el siglo XIX de Inglaterra, yo no me resigno a vivir de colonia ni de ser colonia ni de que me estén amputando la soberanía ni que haya hoy gente votada que dice que hay entregar las Malvinas o que hay que bajar los salarios.

La verdad que hay que identificar claramente las posiciones y salir a luchar con claridad, con mucha fuerza, pero, insisto mucho, si no hay dinero en el bolsillo para que la gente coma, nadie nos va a dar bolilla por más que le cantemos la canción más preciada.

La única verdad es la realidad, la víscera más sensible es el bolsillo, y nosotros tenemos que ocuparnos de canalizar ese efecto desde el Gobierno y no podemos ponerles la responsabilidad a terceros. Al enemigo hay que identificarlo si queremos volver a reagrupar la tropa del movimiento nacional y popular, pensando en comunidad organizada. Tenemos que apuntalar la organización de la comunidad organizada y tenemos que proponer medidas mucho más firmes que cambien el Estado nacional al servicio de los privilegios por un Estado nacional al servicio de las mayorías populares.

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