“Soy una fusilada que vive”: Cristina volvió con todo y arremetió contra el Gobierno, la Corte y Clarín

En un encendido discurso desde la sede del PJ Nacional, Cristina Fernández de Kirchner cargó contra el gobierno de Javier Milei, la Corte Suprema y los grupos mediáticos. Reivindicó su candidatura, denunció persecución política y advirtió: “Estar presa es un certificado de dignidad”.

A 69 años de la masacre de José León Suárez, Cristina Fernández de Kirchner volvió al centro de la escena política desde la sede del Partido Justicialista, en Matheu 130, con un discurso cargado de definiciones y críticas. “Bastó que anunciáramos la candidatura para que se desataran los demonios”, comenzó la expresidenta, aludiendo al inminente fallo de la Corte Suprema que podría inhabilitarla a competir en las próximas elecciones.

“No nos profugamos. Los peronistas estamos acá y seguiremos estando acá. No somos como la derecha mafiosa”, lanzó, en alusión a exfuncionarios de Cambiemos. Luego sentenció: “Soy una fusilada que vive. Estar presa es un certificado de dignidad. Lo siento de esa manera”.

Cristina calificó al gobierno de Javier Milei como un “cachivache que va a fracasar porque estos modelos siempre fracasan” y fustigó la connivencia entre poderes: “Ya no hacen falta golpes de Estado ni militares. Ahora cambiaron de partido, ahora es el Partido Judicial”. En ese marco, denunció que “conmigo siempre han intentado amedrentar a toda la clase política. Había que poner mi cabeza en una pica”.

El blanco predilecto fue nuevamente el Grupo Clarín: “A los argentinos les va horrible y a Clarín le va cada vez mejor. Me gustaría ver si el Presidente, que se hace el gallito con el Garrahan, hace lo mismo con Clarín”. Y disparó: “Que se haga el machito mexicano con la Justicia que le aprobó la adquisición de Telefónica al Grupo Clarín”.

La Corte Suprema también recibió fuertes críticas. Cristina volvió a hablar de “guardia pretoriana” y denunció que “tienen miedo, por eso no creen que podamos organizarnos. Lo que están preparando es cómo de­sarticular la organización popular que necesariamente se va a producir”.

La expresidenta también interpeló al radicalismo: “Esto así como está no va más, es muy antidemocrático. En nombre de los radicales revolucionarios, que los hubo, y los que aún hay, les digo: esto no da para más”. Entre los presentes, saludó a Leopoldo Moreau y otros dirigentes del sector.

Respecto a la discusión histórica, Cristina rechazó la narrativa de la grieta como invención kirchnerista: “La grieta no empezó en 2003. Asesinaban peronistas, bombardearon la Plaza de Mayo. Los que hablan de grieta, que se hagan cargo de la historia”.

Además, arremetió contra quienes relativizan el número de desaparecidos durante la dictadura: “Dicen que no fueron 30.000, que fueron 9.000. Bueno, ¿pero dónde están?”. Y llamó a superar las falsas antinomias: “Estas divisiones solo destruyen el presente y el futuro de los argentinos”.

Con el tono desafiante que la caracteriza, cerró con un llamado a la acción y a la empatía: “Hay mucho conflicto, demanda y necesidad. Estemos con ellos. Lo mejor que nos sale es ser empáticos, que nos importen los demás”.

Cristina volvió a escena sin eufemismos y con la certeza de que la disputa política no es solo electoral: es histórica, judicial y cultural. “Posiblemente crean que metiéndome presa se soluciona todo. Pensá en otra salida, porque yo estaré presa, pero la gente va a estar cada día peor”, advirtió.

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