Ante la falta de seguridad, vecinos piensan en armarse
En la localidad de Ringuelet están cansados de los robos y de la ausencia policial, por lo que decidieron tomar medidas y usar la justicia por mano propia ya comienza a ser una opción.
La comunidad de Ringuelet enfrenta una creciente ola de inseguridad que ha llevado a sus vecinos a vivir en un estado de alerta constante. Según testimonios de los habitantes de la zona, los hechos delictivos se han vuelto una rutina perturbadora, especialmente en las noches de calle 2 bis, entre 517 y 518, donde muchos aseguran que “no pueden dormir”.
Los robos, que se han intensificado en los últimos meses, han convertido a esta tranquila área en un foco de preocupación. “Esto es cosa de todos los días, ya se hizo cotidiano. No dormimos. Entran a las casas como si nada, siempre de noche”, afirma un residente, reflejando la desesperación colectiva.
Las medidas de seguridad tradicionales, como alarmas vecinales y grupos de WhatsApp, han demostrado ser insuficientes. “En mi casa, entraron por la reja y se llevaron varias cosas”, relata otra vecina, quien se suma a la lista de afectados por esta creciente criminalidad. Los robos no solo se limitan a una manzana; los relatos de asaltos se extienden varias cuadras a la redonda.
La falta de presencia policial ha intensificado el sentimiento de impotencia entre los vecinos. Algunos están considerando opciones drásticas, como mudarse de la zona o incluso adquirir armas para protegerse. “Necesitamos de esa presencia policial. Los vecinos se quieren mudar y hasta pensamos en armarnos porque no alcanzan las alarmas, no alcanza nada”, expresan indignados.
Ante esta situación alarmante, los habitantes de Ringuelet hacen un llamado a las autoridades para que se tomen medidas urgentes que garanticen la seguridad en sus calles. La comunidad se encuentra en una encrucijada: la tranquilidad de su hogar se ha visto amenazada, y la esperanza de un cambio se diluye ante la realidad de la inseguridad.
Cabe mencionar que esta no es la primera vez que los residentes de un barrio de la ciudad advierten de que tomaran este tipo de medidas. En ediciones anteriores, este multimedio ya relataba como los vecinos y comerciantes, cansados de los atracos y angustiados por la situación, ya no saben qué hacer porque sienten que nada alcanza.
Ya pusieron plata de sus bolsillos para comprar cámaras de seguridad, crearon varios grupos de WhatsApp para estar comunicados entre ellos, se ayudan mutuamente para entrar o sacar los vehículos de los garajes, sumaron perros y algunos hasta pensaron en electrificar los cercos o directamente armarse. Claro que los sucesos delictivos continúan y son cada vez más violentos.