Atraparon a un sargento que violó a un cabo en La Plata en 2008

Lo condenaron a nueve años en 2018, pero se escapó y se mantuvo prófugo trabajando en una verdulería de Capital Federal. El hecho ocurrió en el regimiento de Arana.

Tras permanecer prácticamente dos años prófugo de la Justicia, un sargento del Ejército Argentino fue capturado en las últimas horas en un domicilio de Capital Federal. Había sido condenado a nueve años de prisión por haber abusado sexualmente de un compañero de menor rango en el regimiento de Arana. Por esta razón, deberá comenzar a cumplir con la pena impuesta, según informaron ayer fuentes policiales y judiciales.

El comienzo de esta macabra historia data de octubre de 2009, cuando se celebró una despedida de soltero de uno de los uniformados en el Regimiento de Infantería Mecanizada de Arana, emplazado en las calles 143 y 630 de nuestra ciudad.

Allí se encontraban tanto la víctima como el victimario, quienes se cruzaron en un momento de la velada, pero no con fines amistosos. “Valiéndose de que ostentaban una jerarquía superior, ya que era sargento y la otra parte cabo, le hicieron bromas que se tornaron cada vez más pesadas, hasta que todo terminó de la peor manera”, le contó a Trama Urbana un vocero de la Fuerza con acceso a la investigación.

Primero lo alejaron del resto de los participantes, para que nadie pudiera ver lo que estaba pasando, y después comenzaron con la tortura. El sargento implicado “depiló al soldado y le introdujo luego una botella en el ano”, para después retirarse del lugar como si nada hubiera pasado.

Juicio

El damnificado, hoy de 36 años, radicó la denuncia y se inició una pesquisa, que culminó en un debate oral luego de que las partes reunieran las pruebas necesarias para que este ocurriera. En el juicio, recién materializado en septiembre de 2018, se demostró la culpabilidad del profanador, a quien se lo condenó por el delito de “abuso sexual gravemente ultrajante”.
Como no estaba preso, una vez que escuchó la sentencia se escapó antes de que llegaran a encontrarlo, y desde entonces su paradero fue un misterio.

Hubo que volver a iniciar una investigación, para determinar ahora la nueva residencia del sargento, del que nadie sabía nada.

Agentes policiales de nuestra ciudad fueron cerrando el cerco y acercándose al condenado. Por fin, descubrieron que estaba viviendo en Capital Federal, que se movilizaba por lo general en la camioneta de su cuñado y que trabajaba en una verdulería de la zona.

Los numerarios de la Fuerza se dirigieron hasta un inmueble de las calles Chile y Paseo Colón, donde lograron encontrarlo, esposarlo y trasladarlo a sede policial, para empezar a cumplir con los nueve años de prisión.

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