Con el testimonio de una perito y una pediatra, se reanudó el juicio a Lucas Puig

Según las denunciantes, los hechos habrían ocurrido entre fines del 2009 y principios del 2010 en el Jardín del Colegio San Benjamín. Una asociación se presentó como amicus curiae.

en el marco del juicio oral que el Tribunal Oral Criminal n° 1 le lleva adelante al profesor de música Lucas Manuel Puig, durante la tercera audiencia debate declararon ayer una médica pediatra y consuegra de una de las denunciantes y una perito de la Policía Científica.

La pediatra toxicóloga, cuyas siglas son A.C.A., contó que su consuegra llegó a su casa una noche, casi a las 23.30, y allí le comunicó que su hijo de tres años había modificado notoriamente de conducta. “Ella (la madre del menor) había notado cambios en el nene: se despertaba llorando, quería dormir con sus padres y bañarse a cada rato”, relató la profesional.

La profesional también comentó que se sentó en el piso al lado del niño mientras este dibujaba dos cuadrados en un papel: uno grande y otro chiquito. Cuando ella le consultó sobre lo que estaba haciendo, el menor le contestó que el cuadrado grande era una casa y el más chico era el baño. A éste último dibujo luego lo tachó con fuerza. Entonces, la pediatra sospechó que podría tratarse de un caso de maltrato infantil, y así se lo comunicó a la madre del niño.

Por su parte, la doctora Pilar Méndez, médica que realizó las pericias para la Policía Científica, recordó que les realizó a los dos menores el reconocimiento médico legal. La galena refirió que la niña se expresaba de manera espontánea, que estaba bien de salud y que le relató algunas situaciones de presunto abuso por parte de un maestro.

Amicus curiae

Durante el trámite del debate oral, llegó un oficio de la Asociación Pensamiento Penal que solicitaba ser parte de la causa como amicus curiae, lo cual fue aceptado por los miembros del Tribunal.

Según el escrito, firmado por Fernando Ávila, Larisa Zerbino e Indiana Guereño, las características de los delitos contra la integridad sexual imponen que “no interroguen a los niños, niñas y adolescentes durante el proceso, sino que esa tarea recaiga sobre una persona específicamente capacitada”.

“La negligencia de esta investigación no solo se advierte a partir de la ausencia de contextos de producción adecuados para obtener los testimonios de los niños damnificados. También puede apreciarse en la circunstancia de que se minimizaron en todo momento –y sin argumentos razonables– las evidencias que favorecían a la defensa”, señalaron los abogados citados.

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