Convivir con el miedo

A eso debieron acostumbrarse vecinos y comerciantes de un barrio de Punta Lara. Un violento asalto a un almacén hizo estallar la bronca

Se trata de un barrio que tiene miedo. Uno más. Así como este medio publicó de forma exclusiva que varias familias de San Carlos habían decidido abandonar el lugar debido a la inseguridad, un hecho parecido se vive en Punta Lara. El suceso más cercano se produjo esta semana: un delincuente asaltó a mano armada un almacén, amenazando a su dueña. Escapó con la recaudación y no lastimó a nadie, pero dejó el temor flotando en el ambiente. 

Si bien trascendió ayer, el ilícito tuvo lugar a las 15 del martes en el comercio emplazado en Almirante Brown entre 20 y 20 A, donde se encontraba su dueña, una mujer boliviana de 57 años, y una empleada de 18. Un vecino suyo, de 28, ingresó y le apuntó con un arma de fuego. “Dame toda la recaudación o te hago boleta, dame todo o te mato”, la apuró. Segundos después se dio a la fuga con unos 2.500 pesos y varias facturas de proveedores, además de la billetera de la víctima.  

El hijo de esta halló luego una muda de ropa en el terreno donde vive el sospechoso, y en uno de los bolsillos encontró una pistola calibre 6.35 con dos cartuchos en el cargador y un tercero en la recámara. 

Tomó intervención el Comando de Patrullas de Ensenada, coordinado por Denis Tocho y Walter Sartor, además de la comisaría Segunda de Punta Lara. 

Mudarse para vivir tranquilos

Este medio se dirigió ayer al almacén, pero sus propietarios prefirieron no detallar lo que ocurrió. Tanto ellos, como el resto de los frentistas y comerciantes de la zona, reconocieron “vivir con miedo”. 

De hecho, a pocos metros de allí se encuentra el Club de Pesca Río de la Plata,  y una de sus encargadas, que trabaja allí hace 30 años, contó: “Sufrimos robos continuamente. Acá no hay ningún horario en el que estés a salvo. A lo largo de todos los años que estuve acá, me apuntaron cuatro veces, y siempre les roban a los pescadores”.

La mujer añadió: “Estamos cansados de hacer las denuncias y de que la Policía siempre nos diga que no tienen móviles para patrullar la zona. Uno de los muchachos que trabaja acá y vivía cerca decidió mudarse y volver a Tucumán, de donde es, porque no encontró otra solución para protegerse de la delincuencia”.   

En tanto, los pescadores que estaban ayer en el lugar manifestaron: “Sabemos que es una zona peligrosa, por eso preferimos venir de día y salir del lugar en grupos grandes, para no estar tan expuestos”. 

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