De norte a sur, la inseguridad en La Plata no se detiene
El delito pegó fuerte otra vez en Arana, donde delincuentes ingresaron a una casa. Lo mismo sucedió en Villa Elisa, y por ninguno de los casos hay personas detenidas.
La semana pasada, los vecinos de Arana sufrieron dos violentas entraderas, una de ellas protagonizada por la banda de falsos policías que simulan allanamientos. Lejos de detenerse, la escalada de inseguridad en la localidad continúa. En las últimas horas, sujetos desconocidos se metieron en otra casa, cuando sus dueños estaban dentro, y escaparon con objetos de valor.
En esta oportunidad, al menos un ladrón se acercó hasta una propiedad ubicada en 8 y 660. Cortó el tejido de la finca lindera y ganó el interior. Con la situación dominada, continuó con su labor y comenzó a adueñarse de diferentes elementos que consideró de interés, como una bicicleta que había en el parque.
El ilícito, según lo aportado por las víctimas, tuvo lugar entre las 17 del sábado y el mediodía del domingo, cuando los propietarios del lugar se hallaban dentro, sin percatarse de lo que ocurría a pocos metros. Además del rodado, el malviviente dejó preparados otros objetos para llevarse, ya que pretendía volver. Entre ellos, se destacan las bicis de los hijos de quienes allí residen y herramientas de mano. Sin embargo, su plan quedó abortado una vez que el hecho fue descubierto.
Uno de los damnificados narró que su hijo lo alertó sobre una serie de ruidos, a los que no les dio importancia porque creyó que “eran cosas de chicos”. En tanto, relató: “Lo que me incomoda es que en ese momento nosotros estábamos en el interior de la vivienda”.
Si bien se radicó la correspondiente denuncia en la subcomisaría Arana, hasta el cierre de esta edición nada se sabía del autor del suceso.
Terror en 423 entre 2 y 3
A su vez, una familia de 423 entre 2 y 3, en Villa Elisa, sufrió la inesperada visitada de un hampón. La moradora contó: “Entraron a mi casa y todavía estoy temblando. Mi marido estaba justo en el baño y yo en el fondo, dieron un portazo y le pidieron las llaves del auto a mi hija”.
Agregó que no llegó a ver a los intrusos, de los que nada se sabe ya que huyeron de inmediato con rumbo desconocido. “Estoy más aterrada que nunca”, se lamentó la perjudicada.