Debate sobre la legítima defensa: ¿peligrosa tendencia o un acto necesario?

La seguidilla de delitos ocurridos durante el pasado fin de semana tuvo como resultado tres delincuentes ultimados en Ensenada y barrio San Carlos, reavivando la discusión sobre la justicia por mano propia. Voces a favor y en contra, en este informe 

Los casos de inseguridad en la región ocurridos durante el pasado fin de semana han suscitado nuevamente el debate por la aplicación de la legítima defensa. Tanto la situación que se produjo el sábado a la mañana en Ensenada, con el policía de civil que ultimó a un delincuente que le quiso robar, como la del domingo a la noche en San Carlos, en la que un excomisario asesinó a dos ladrones a punta de pistola, reflejan una peligrosa tendencia que pone en tela de juicio los límites de la defensa.

Lo paradójico fue que, en cuestión de segundos, las personas que vivieron hechos delictivos pasaron de la condición de víctimas a la de victimarios, mientras sus asaltantes recorrían el camino inverso. Esto generó un fuerte debate en la sociedad, y uno de los casos, el del excomisario, fue motivo de manifestaciones de los frentistas, quienes reclaman por su libertad.

Consultados por esta situación, algunos vecinos de la ciudad alzaron su voz tanto a favor como en contra de la legítima defensa. “Para mí está mal, es volver al dicho ojo por ojo, diente por diente, es un ciclo que no termina más. Como sociedad, no estamos preparados para tener armas y hacer justicia por mano propia. Sé que es algo difícil, que lleva mucho tiempo, trabajo y educación, pero creo que es la única manera. Todos tenemos amigos y familiares que han pasado por una situación extrema y eso te cambia la forma de ver las cosas, pero sigo pensando que no estamos preparados para manejar un escenario de esas características”, comentó Darío.

En esa misma línea, los dueños de un taller mecánico del barrio Tolosa, que además son  padre e hijo, aseguraron: “Sería una locura pensar en salir a matar gente o andar con un arma por la calle. Mi papá y yo hemos vivido situaciones de inseguridad tanto en la calle como acá, pero uno intenta seguir. Hace más de 40 años que trabajamos en este lugar. La última vez que nos robaron fue hace tres años, y te da impotencia, pero no por eso vas a salir a matar al que te asaltó. No soy quién para quitarle la vida a nadie. La Justicia es la encargada de resolver esos problemas”.

La cuestión de las políticas sociales de acceso a la educación y de tener igualdad de oportunidades a nivel laboral ha sido un tópico fundamental a la hora de abordar la temática seguridad. Estos han sido reconocidos por los entrevistados como elementos fundamentales a la hora de formar a las personas y evitar que la delincuencia sea la única opción en la vida de aquellos marginados por el sistema.

En la otra vereda

Por otra parte, se encuentran aquellos desencantados con el modo en que la falta de seguridad ha generado estragos en la sociedad. Los frentistas que participaron de la movilización por la liberación del excomisario Raúl Díaz expresaron: “Fue un hecho desafortunado. Los dos pibes tuvieron un final anunciado en un acto delictivo que podía concluir así. Fue desdichado para el excomisario, que sufrió un hecho de inseguridad más. Él defendió su vida y ahora está detenido, siendo esto una injusticia”, señaló Jorge, partícipe de la asamblea vecinal.

“No hizo más que defenderse y defendernos a nosotros. Actuó bien, ¿o acaso tiene que esperar a ser baleado para responder? Que analicen los proyectiles y si los ladrones se estaban yendo, pero la Justicia debería saber que este policía nos defendió a todos”, comentó otro vecino.

Las redes sociales estallaron en base a esta dicotomía, con una enormidad de comentarios a favor de la defensa propia por sobre otros mecanismos legales. “Cuando los chorros matan a cualquier ciudadano, no pasa nada. Ahora bien, asesinan a uno de ellos y es el expolicía el que se excede o abusa”; “es una vergüenza, si los ladrones hubieran matado al comisario ya estarían sueltos, todo al revés, los chorros tienen más derechos que nosotros”, son algunas de las afirmaciones que se pueden leer en diversos comentarios y publicaciones realizados en Facebook, ante la notoriedad que tomaron los dos casos previamente mencionados.

Los vecinos que aprueban el accionar de las víctimas de los asaltos conforman un termómetro fiable a la hora de medir el grado de impotencia con que muchos viven el drama de la inseguridad y la poca confianza que les inspiran las fuerzas de seguridad y la Justicia. En la Argentina se registró un caso resonante, el 16 de junio de 1990, que estableció jurisprudencia sobre el tema de la legítima defensa. Pero, a partir de allí, la doctrina escribió mares de tintas sobre una discusión que difícilmente pueda arribar a un punto de consenso.

Posiciones encontradas

Aquellos que están a favor explican que no encuentran amparo en la Justicia y en las instituciones, por lo que prefieren actuar en primera persona. Por otro lado, los que están en contra aseguran que deberían existir políticas de Estado y gente capacitada para lidiar con las situaciones de violencia, atacando estructuralmente la problemática de la inseguridad.

El debate en números

- A favor: 65%.

- En contra: 25%.

- No sentaron posición: 10%.

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