Doble crimen: cayó el sobrino

Gustavo Ludueña se entregó en una comisaría de Mendoza. Lo hizo junto a su hermano, quien quedó aprehendido por contradicciones entre ambos. Hoy llegarán a La Plata

Lejos de La Plata, lugar de los homicidios, y lejos también de su ciudad natal, Los Polvorines, donde vivía: Gustavo Germán Ludueña, el hombre de 36 años intensamente buscado, acusado de haber matado a su tíos a golpes y puñaladas, se entregó ayer en la ciudad de Mendoza, informaron fuentes policiales y judiciales. 

El martes, efectivos del Gabinete de Homicidios de la DDI se habían trasladado desde nuestra ciudad hacia la mencionada localidad bonaerense, donde residía el sujeto, actualmente desocupado. Luego de extensos allanamientos, tanto en la casa del imputado como en los sitios donde solía frecuentar, se supo que no se encontraba allí, por lo que la búsqueda se extendió y, en base a testimonios, se obtuvo la pista de que se habría fugado a Mendoza, a donde se hospedaba en “pensiones “, contó una calificada fuente policial.

Acorralado, ayer a la mañana Ludueña se dirigió junto a un hermano de 41 años a la comisaría Cuarta, ubicada en la calle San Martín de la ciudad de Mendoza, donde también funciona la Oficina Fiscal número 13. Dijeron ser los sujetos buscados y quedaron detenidos, mientras una comitiva de la DDI La Plata se dirigió hacia allí, a la espera de que hoy obtengan la “extradición interprovincial”, un trámite necesario en estos casos. 

“Se contradijeron ante las autoridades mendocinas: primero dijeron que habían estado en La Plata y también en la casa de su tía; pero después lo negaron”, le admitió a este diario un vocero con acceso a la investigación. Esos entredichos fueron los que llevaron al hermano del sospechoso a quedar aprehendido, al menos hasta que declare ante Fernando Cartasegna, titular de la UFI 4. 

El doctor les leerá hoy la testimonial brindada ante la fuerza mendocina (la cual no cuenta con validez judicial) y luego les tomará declaración. 

Evidencia clave 

El indicio más importante que permitió que las redes se cernieran sobre Ludueña fue una huella digital hallada por los peritos en el parabrisas del Renault Logan 2014, propiedad de las víctimas, Aldo Zárate (73) y María Esther Paz (71). 

El rastro, que pertenece al sobrino de la mujer, fue dejado cuando el asesino apoyó la mano en el vidrio para pasar por arriba del cuerpo del hombre, sin pisarlo. Además, María Esther había limpiado el auto pocas horas atrás, y la huella fue posterior a eso. 

Además, no había aberturas forzadas en el domicilio de 2 entre 521 y 522, por lo que desde un principio se creyó que el autor podía ser un allegado a los jubilados.  

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