El femicida de la influencer fue trasladado de penal

El salvaje había denunciado amenazas. Se negó a recibir los estudios psicológicos y psiquiátricos y seguirá detenido. Tanto la víctima como el victimario tenían 21 años.

Finalmente, y tras las amenazas de muerte recibidas, el hombre acusado de haber matado a la influencer y estudiante cordobesa de 21 años, fue trasladado a otro penal, señalaron ayer fuentes policiales y judiciales.

Néstor Aguilar Soto, de la misma edad que la víctima y oriundo de la ciudad rionegrina de Bariloche, fue cambiado de lugar en la cárcel Reverendo Francisco Luchesse para estar alojado con reclusos de baja peligrosidad, según señaló su abogado Gastón Schönfeld. Está acusado del delito de “homicidio agravado por alevosía calificado por haber mediado violencia de género, en concurso ideal”, que contempla de prisión perpetua.

“El lugar anterior era provisorio”, consideró el letrado, que también había asegurado que su defendido se negó a prestar colaboración a las pericias psiquiátricas y psicológicas por consejo profesional de sus defensores. En tanto, sostuvo que el lunes pasado el mediodía el fiscal José Mana definirá una fecha para que Aguilar Soto sea sometido a declaración indagatoria.

Arrepentido

El profesional declaró durante la semana a medios cordobeses que el presunto femicida de Catalina Gutiérrez recibió amenazas en el penal de Bouwer y describió que está arrepentido, acongojado y en estado de shock. Por otro lado, desmintió que Soto haya confesado el crimen y que Catalina “era el amor de su vida”.

Mente macabra

Se supo que minutos después de descartar el cuerpo de la joven dentro de un auto en una zona descampada, el acusado habló por teléfono con la mamá de la víctima. El miércoles 17 de julio, a las 23:12, el hombre atendió un llamado de la mamá de Catalina y le dijo que no vio a la influencer y que estaba en su casa.

Ante la duda, la mujer le envió un mensaje donde le decía que el GPS mostraba que Catalina estuvo durante 38 minutos en la zona de su domicilio. Durante un largo tiempo, de acuerdo a lo dicho por la madre, Soto escribía y borraba mensajes, motivo por el cual se realizó un segundo llamado que duró un minuto.

De acuerdo a a la autopsia, ella murió estrangulada, aunque también recibió golpes en diferentes partes de su cuerpo. En tanto, el chacal prendió fuego el vehículo para borrar rastros, con la damnificada aún dentro.

Si bien las primeras informaciones indicaron que él confesó ante la Policía el femicidio, luego esos dichos no fueron repetidos ante la fiscalía, por lo que no fueron válidos.

Víctima y victimario eran compañeros en la facultad de arquitectura de la ciudad de Córdoba y además mantenían una relación fluida, tanto que él se comunicó con los padres de ella tras el crimen para brindarles contención.

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