El horror en el neuropsiquiátrico de 2 entre 50 y 51, contado en primera persona

Nelson se convirtió en héroe al ingresar, junto a su novia Sarah, al establecimiento cuando todo era un infierno. Rescató a 30 abuelos de una muerte segura. “Todavía no puedo dormir”, le dijo a este medio

El trágico incendio en el Instituto Privado de Neuromedicina de calle 2 entre 50 y 51 durante la madrugada del sábado, donde Raúl Nieri (68) y Fernando Lazzarof (61) perdieron la vida y hubo más de cincuenta heridos, sigue conmocionando a los platenses. Trama Urbana conversó ayer con uno de los héroes que arrojó la triste jornada: un joven que ingresó junto a su novia en medio del desastre y logró salvar la vida de muchas personas. 

“Fue muy fuerte y desesperante, aún no puedo dormir. Fue como Cromañón”, fueron las primeras palabras de Nelson Wolf (24), que se mudó hace cinco meses a La Plata desde su Comodoro Rivadavia natal. 

Contó que él y su pareja (24), estudiante de Odontología, habían ido a caminar, llegaron al centro y regresaron, ya que el amigo a quien fueron a visitar no estaba. Así, decidieron quedarse un rato al aire libre en la Plaza Rivadavia y, al llegar a avenida 51 entre 2 y 3, vieron que había unos cinco chicos parados, mirando hacia enfrente. 

“Se escucharon ruidos y lo primero que pensé fue que estaban robando. Fue mi novia Sarah la que se dio cuenta de que salía humo del geriátrico”, expresó. Y agregó: “Corrí al lugar y estaba todo apagado, había humo y se oían gritos de ayuda, pero no se veía nada y pensé que estaban atrapados en el fuego. Ahí fue cuando decidí romper la puerta para entrar. Se me doblaron las piernas. Les dije a los cinco chicos de la plaza que me ayudaran y rompí la manija, pero no se podía abrir, estaba como blindada. Tirábamos piedras y nada. Los abuelos pegaban la cara al vidrio y nos pedían ayuda, eso fue lo peor. Mi novia hablaba con la encargada y ella le decía que no podía abrir porque no encontraba las llaves. Sarah la tranquilizó hasta que las encontró. Entramos gracias a ella y nos organizamos entre los que estábamos para el rescate. Estaba todo oscuro y hacía mucho calor”. 

Un anciano prendido fuego 

Entonces llegarían las escenas más dantescas que el hombre tendría que presenciar. “Fue el horror en su estado más puro. Ya no se podía respirar por el humo. Había sujetos desvanecidos en el piso, ya asfixiados, y la encargada tenía sangre entre sus brazos. Mi novia subió al primer piso de inmediato, se metió en las habitaciones y vio gente en silla de ruedas, esperando ser rescatada. Yo levanté a los que estaban abajo y los saqué a la vereda. Ya para entonces estaba colaborando también el policía del turno noche del Ministerio de Seguridad. Él fue un ángel de guía. Fue el único que estuvo con nosotros al entrar”. 

Cuando Nelson subió al primer piso se encontró con el horror. “Había personas cortadas con vidrios de las ventanas, ya que las rompían para tirarse por ahí. Un abuelo casi prendido fuego, al que le salté encima con una sábana para apagar las llamas. Era como una película. Estaba todo oscuro y se escuchaban gritos de ayuda. Cuando retiramos a los abuelos del primer piso, otros se empezaron a tirar por las escaleras”, afirmó. 

Además, relató que uno de ellos pretendía lanzarse “desde el segundo piso, no lo olvido más a eso. Le dije que no lo hiciera, que lo iba a rescatar, y él lloraba. Terminé atajando su caída”. 

La tardanza de los bomberos

“Si no entrábamos nosotros, ¿qué hubiera pasado?”, se preguntó el héroe. Y su duda tiene un fundamento, ya que “los bomberos y la ambulancia tardaron mucho en llegar. No puede ser que haya pasado eso”. 

“Para cuando arribaron, yo ya había sacado a treinta personas a la vereda. A al menos tres de ellos les hice RCP. Uno ya estaba muy mal, tenía como los labios derretidos y me escupió sangre y humo cuando le hice la maniobra. Después, supe que murió”, recordó, con la voz quebrada por el llanto, haciendo mención a Nieri. 

Nelson puntualizó: “Me cansé de sacar gente, algunos aún más pesados que yo. Llevé a personas en pañales, que se orinaban encima. Yo terminé con moretones y me quemé la espalda. Me ahogué porque respiré mucho humo, pero sé que hice un acto de bien. Estaba muy asustado, tenía mucho miedo de verdad, porque además hacía mucho calor. Había sectores en donde había hasta dos metros de fuego. No sabía si irme, pero no podría seguir viviendo si lo hacía. Tengo abuelos y soy humano, no podía cruzarme de brazos y no hacer nada mientras la gente se prendía fuego. Se me vino Cromañón a la cabeza al ver tantas personas encerradas y gritando, sin poder salir. Jamás en mi vida me pasó algo así. La encargada del geriátrico y el médico que estaba en ese momento hicieron mucho también, igual que el policía del Ministerio”.

Críticas al Municipio 

Nelson no ahorró palabras para criticar el funcionamiento del establecimiento, el cual notó con varias fallas. “No sé cómo lo habilitó el Municipio. Las ventanas tenían rejas, estaba todo cerrado y no había luces de emergencias. Vi matafuegos, pero no los probé para ver si funcionaban. Había dos personas a cargo de otras 50, cuando debería haber tres por cada diez”.

El inicio de las llamas 

Sobre cómo se inició el foco ígneo, narró: “Nos contaron fuentes del geriátrico que fue porque un paciente, que además estaba enyesado, encendió un cigarrillo. No sé cómo pudo conseguir el encendedor. Cuando entró la encargada, el hombre ya estaba en llamas y no se pudo hacer nada por él”. 

Otro incendio trágico en Villa Elvira

En otro trágico incendio, un hombre perdió la vida ayer en Villa Elvira. Su domicilio se prendió fuego en horas de la tarde, por cuestiones que todavía se intentan establecer, informaron desde la fuerza. 

El incidente se registró alrededor de las 15.30 en una vivienda emplazada en calle 75 entre 9 y 10. 

Aparentemente, la víctima no habría fallecido como producto de las llamas ni del humo, de acuerdo a lo que mencionaron los agentes policiales, quienes afirmaron que el sujeto “se descompensó al ver su casa incendiarse”. Cuando minutos después arribó la ayuda médica, ya nada podía hacerse por él. 

En tanto, una dotación de bomberos de Villa Elvira trabajó arduamente en el lugar junto a Defensa Civil y a agentes policiales de la comisaría Novena, aunque las pérdidas fueron totales. 

“No quedó nada. Adentro había una gran cantidad de electrodomésticos y herramientas, entre otros elementos de valor, pero la destrucción fue completa”, aseveró un investigador. 

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