Encañonaron al empleado de una carnicería céntrica en otro robo impune en La Plata

Actuaron dos motochorros, conocidos entre las víctimas porque siempre les dan de comer. De hecho, poco después la madre de uno de los cacos fue a pedir comida.

Nada, pero nada, detiene a los delincuentes en La Plata, que actúan a sabiendas de que sus hechos quedarán impunes ya que la Policía, desde hace más de un año a esta parte, prefiere mirar para un costado. Ahora se registró un violento robo en pleno centro y en una reconocida carnicería con varias sucursales. Los ladrones, aunque fueron identificados por las propias víctimas ya que además suelen alimentarlos, escaparon con la caja registradora y permanecen prófugos.

El grave suceso que marca a las claras cómo se vive en la ciudad capital de la provincia de Buenos Aires tuvo lugar en Pimpollo, ubicado en 7 y 66. Dos hampones se hicieron presentes a las 20.45 del jueves, cuando no había clientes. Uno de ellos apuntó con un revólver .22 corto al encargado del lugar y el otro fue directamente hacia la caja, la que agarró tras correr un mostrador. Después de 30 segundos, ya se daba a la fuga con su cómplice en las motos en las que habían llegado.

Jeremías, encargado de la carnicería, destacó: “Vivimos una tragedia y lo triste es que son chicos que siempre le damos mercadería, son conocidos de la zona a quien ayudamos porque piden en la calle”. Aseguró que los cacos, menores de edad, “conocen nuestros horarios” y resolvieron atacar a 15 minutos del cierre, cuando en la plaza que hay enfrente no había la gente que hay en otras horas.

Durante el asalto, el hombre los reconoció y les preguntó cómo podían robarles si siempre les daban de comer, pero los malvivientes hicieron oídos sordos y huyeron con el botín a bordo de los ciclomotores “sin luces, sin casco, sin nada”. Después el damnificado se preguntó cómo puede ser que la Policía no advierta eso: “¿Cómo pueden circular con esas motos por la calle? Hay varias cosas que arreglar”.

“Es una vergüenza lo que se está viviendo”

Ayer la madre de uno de los malhechores, una mujer de 38 años a quien ya le mataron un hijo de un tiro en el cuello, se acercó a la carnicería no solo a buscar comida, sino a pedir plata para comprarle medicamentos al bebé que llevaba en sus brazos.

Jeremías, además de darle alimento pese a lo que había ocurrido, le mostró el video en el que se ve a su hijo cometer el asalto. La respuesta de la mujer fue llorar y pedir perdón. “Ella no puede hacer nada”, se lamentó el damnificado.

Agregó que el atraco lo dejó con “impotencia porque uno viene a ganarse el mango para poder vivir. Siempre ayudamos a otras personas y te encontrás con esto, que te roba el que ayudás. No podemos creer lo que estamos viviendo, es una vergüenza. Estamos en el centro de la ciudad, así no se puede vivir, aunque estas cosas pasan siempre”.

Una vez que los intrusos se fueron, Jeremías radicó la denuncia y luego recibió el llamado de una vecina, quien le dijo que en su terreno habían tirado, ya vacía, la caja registradora. El empleado fue con un patrullero al lugar y la recuperó, pero nada se sabe de los implicados. “No hay ningún detenido, para nada, y lo peor es que estos tipos no tienen miedo de disparar”.

Pimpollo, dijo el encargado, tiene como misión ayudar y generar trabajo, y así le prestan asistencia a más de 90 comedores.

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