La ola de homicidios que infectó a Santa Fe durante 2012 comienza a repetirse este año

La provincia de Santa Fe, y en particular la ciudad de Rosario, sufrieron una cruda ola de homicidios durante 2012. Se trató sin duda del territorio argentino más golpeado, y la mayoría de los crímenes se trataron de venganzas y problemas familiares, dejando al robo en un escalafón inferior.


Y nada parece haber cambiado durante el presente año.


En apenas veinte días se produjeron ya diez nuevos asesinatos, tres de ellos en los últimos dos días. Y todos casos sangrientos.


El viernes, un limpiavidrios identificado como Rodrigo Calderón (21 años) fue ultimado en Rosario de cinco puñaladas y, el mismo día, una joven de 32 años, embarazada de siete meses, recibió veinte puntadas en distintas partes de su cuerpo, en la región de Vera. Ninguno de los crímenes se produjo durante un robo.


Tampoco fue robo lo que derivó la muerte de Guillermo Segovia (46), en Calchaquí: lo apuñaló su mujer en cinco ocasiones.


Y justamente el tranquilo pueblo de Vera, de unos 50 mil habitantes, se convirtió en un triste y oscuro protagonista de esta historia. Allí asesinaron a sangre fría al matrimonio integrado por Juan Robles (39) y Argentina Cabral (35), dos peones que regresaban a su finca junto a sus tres hijos menores de edad. Ni bien bajaron del Renault 12, fueron sorprendidos por un sujeto armado que les disparó a corta distancia, matando al hombre de manera instantánea, mientras que la mujer pereció poco después en el hospital. Eso ocurrió el 13. Seis días después, mataron en la misma localidad a Andrea Ortiz, la joven embarazada de 20 puñaladas.


Crímenes, homicidios recurrentes en Santa Fe. Por drogas, por peleas territoriales, por discusiones dentro del seno familiar. Homicidios y más homicidios en una provincia teñida de sangre.

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