Motochorros invaden La Loma
“Estás regalado, bajate”, le habría dicho uno de los ladrones a un joven antes de asaltarlo. El barrio parece estar en jaque y asediado por este tipo de delincuentes.
Los motochorros son sin lugar a dudas uno de los delincuentes más peligrosos y que, lamentablemente, más abundan en la ciudad de La Plata y los alrededores. Su velocidad y la capacidad de “camuflarse” entre los repartidores cuando llevan mochilas de delivery hacen imposible predecir un ataque.
Si bien están por toda la región, sin lugar a dudas el barrio La Loma es uno de los más golpeados y, junto con El Mondongo, donde más puede verse este tipo de asaltos. Precisamente, en las últimas horas ocurrió un hecho delictivo en la zona de 44 y 25, cerca de la plaza 19 de Noviembre.
“Estás regalado, bajate”, le habría dicho uno de los cacos, que se encontraba armado, a la víctima segundos antes de quitarle sus pertenencias. El damnificado resultó ser un joven de 29 años, quien para su fortuna logró refugiarse dentro de su casa, pero no pudo hacer nada con su rodado, una Mondial 110.
Cuando salió minutos después notó que no solo se habían ido los hampones, sino que además su motocicleta no estaba. Este caso se suma a la infinidad de hechos que suceden en La Loma y que este multimedio ha ido detallando a lo largo de otras ediciones.
Semanas atrás, las cámaras de seguridad de la zona de calle 46 entre 26 y 27 registraron un lamentable asalto. Un joven a bordo de una moto se detuvo en el frente de una vivienda y detrás de él lo hicieron, de la misma manera y en otro rodado, dos delincuentes.
Estos lo amenazaron y el joven, desesperado y en pánico, soltó rápidamente el ciclomotor para salir corriendo y ponerse a salvo, temiendo que pudieran lastimarlo. Acto seguido, los sujetos se alzaron con su rodado y escaparon velozmente, como si nada pasara.
Por otro lado, también diario Hoy informó de un robo sucedido en 18 y 38, cuando dos motochorros amenazaron a la víctima, la encañonaron con un arma de fuego y le pidieron sus pertenencias. El perjudicado, sin intentar defenderse, accedió al requerimiento y entregó así todo lo que llevaba consigo.
Segundos después, los atracadores (que en principio se trasladaban por calle 37 en dirección a 19) se dieron a la fuga por el lado contrario en el que venían y hasta el cierre de esta edición su paradero era una incógnita.