A la vuelta de la esquina se avizora el sol naciente de la gloria de Estudiantes

El Pincha quedó a 90 minutos de abrazarse a otro título que podría engrandecer la rica historia del club y sería la frutilla del postre para una camada de dirigentes que terminarán el tercer mandato en los próximos meses. Jugadores, hinchas y la Comisión Directiva tienen que trabajar unidos y organizados durante las próximas tres semanas para intentar ganar la Copa desde todos los frentes.

Por Juan Pablo Ferrari

Falta exactamente un mes para Nochebuena. El 24 de diciembre a la noche Papá Noel podría venir con una nueva Copa para que a los hinchas de Estudiantes no le falten motivos para brindar en fin de año.

La obtención de un nuevo título quedó a la vuelta de la esquina. Solo 90 minutos separan a este equipo de Eduardo Domínguez de entrar en la historia del club y poder bordar una nueva estrella en el escudo.

Más de 13 años habrán tenido que pasar desde aquel Torneo Apertura 2010, cuando también un 13 de diciembre (fecha programada para la nueva final) el equipo de Sabella ganó el Apertura para anticipar un verano lleno de orgullo y mística pincha.

Ahora más que nunca, el club en su conjunto debe funcionar de manera abloquelada. Costó mucho llegar a esta instancia, y en todos estos años se sumaron muchas frustraciones deportivas de las cuales algo se tuvo que aprender.

Este es el momento para trabajar en conjunto y dividir funciones de manera organizada entre los tres pilares del objetivo deportivo.

Primero y fundamental: los jugadores deben estar maduros, equilibrados y conscientes de todo lo que está en juego. Para ello es clave el mensaje que de aquí al 13 de diciembre puedan dar todos los días Mariano Andújar y Mauro Boselli. Ellos tienen el mejor pretexto de cerrar dos carreras tan exitosas como históricas en la vida de la institución. Y también lo que diga José Sosa volcando su experiencia afuera de la cancha, en cada entrenamiento, será clave para concientizar al resto del plantel de lo difícil que resultó siempre ganar un campeonato para el único club de la Argentina que supo salir campeón del mundo nada menos que en Inglaterra en 1968.

Segundo y necesario: los hinchas deben seguir haciendo lo que nunca dejaron de hacer en todos estos años. Alentar fervientemente y acompañar como lo hicieron casi de forma emocionante en Córdoba, movilizando 10 mil personas en el medio de una ruta angosta y llena de calor en un miércoles de noviembre, a fin de mes, soportando todo tipo de hostigamientos por parte de la Policía cordobesa.

Ahora más que nunca la institución está más cerca que otras veces de volver a festejar una vuelta olímpica. Es por eso que el tercer pilar para lograr este objetivo debe estar más firme que nunca: los dirigentes. Ellos son todos hinchas de Estudiantes y nadie puede dudarlo ni un instante. Pero es tiempo de empezar a sembrar más poder dentro de la AFA. De aquí a la semana previa de la final Pascual Caiella y el presidente Gorostegui deben intentar por todas las maneras posibles poner en agenda de la AFA la organización del partido, la designación de los árbitros y lograr las mejores condiciones para que los hinchas (el primer pilar y punto de esta nota) puedan aportar esa presión desde la tribuna, que le permita a los futbolistas visitantes sentir que Estudiantes juega con algunos jugadores más.

Será potestad de Luis Álvarez Gelvez y Martín Cerolini coordinar un operativo de resguardo y seguridad para los hinchas que formen parte de la caravana de colectivos y micros para acompañar al equipo en la partido decvisisivo de la Copa Argentina, así como lo venían haciendo hasta los últimos partidos.

Aún cuando las cábalas y las “costumbres” de este club no toleren ni decirlo ni admitirlo públicamente, Estudiantes está muy cerca de volver a salir campeón de algo y para lograrlo debe haber un trabajo articulado.

El miércoles en Córdoba los hinchas quedaron muy desprotegidos, los retuvieron tres veces en la peor ruta que se podía elegir para habilitar la circulación de los colectivos y fue parte de la hinchada la que se encargó de que nadie se quede afuera de la cancha, aún cuando en el Mario Alberto Kempes el partido contra Boca ya había empezado a jugarse después de las nueve de la noche.

Los jugadores que nunca ganaron un título en este club tienen la chance de entrar en la selecta lista de históricos campeones de la institución, y para ello deberán jugar con el cuchillo entre los dientes. No estaría de más que Domínguez les pase el video o la repetición del partido entre Argentina y Francia en el Mundial de Catar para copiar la manera de ir a disputar la pelota en una final contra el rival.

Dirigentes como Sebastián Verón ya le dieron títulos como jugador y un estadio moderno en la gestión dirigencial. Ahora es el momento de culminar la obra, ponerle la frutilla al postre y cerrar el año y el tercer mandato del oficialismo en Estudiantes de La Plata con un nuevo título. En las próximas dos semanas, para organizar y preparar el partido, nada ni nadie puede fallar...

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