A seis décadas del debut de Labruna, cuando River empezó a cambiar

Corría el segundo día de la primavera de 1963 cuando Ángel Labruna dirigió su primer partido como entrenador del Millonario. Antes de la era de “Bilardo o Menotti” hubo un “Labruna o Lorenzo” que también marcó una época en el fútbol argentino.

Muchos hinchas de River recordarán historias contadas por padres o abuelos. Hubo un antes y un después de la llegada de Ángel Labruna como entrenador, aquel 22 de septiembre de 1963, cuando el Millonario no había cosechado ni la mitad del prestigio que supo engrosar su gloriosa historia en Primera división.

Un día como hoy, en 1963, ­“Angelito” dirigió su primer partido que encontró a River derrotando 2 a 1 a Racing, con ambos goles de Luis Artime.

Dirigiendo al club de sus amores, Labruna ganó seis títulos de Primera división, entre ellos el Torneo Metropolitano de 1975, que significó el primer campeonato que ganó River luego de 18 años de sequía.

A diferencia de lo que ocurrió con Estudiantes, Independiente, Racing o Boca, la década de 1960 no fue de las mejores de la historia del club, pero con este entrenador sentó las bases para lo que luego sería el surgimiento de grandes equipos que entre otros le daría lugar a la promoción de jugadores como Daniel Passarella, quien luego se convertiría en el primer capitán de la Selección Argentina en levantar la Copa del Mundo.

También con Labruna se consolidaron otros grandes jugadores que descubrió y fue llevando de a poco como Norberto Alonso o Leopoldo Jacinto Luque, además de consolidar a Ubaldo Matildo Fillol, todos jugadores que a la postre iban a integrar la Selección campeona del mundo con la Selección de Menotti en 1978.

Casualmente el domingo pasado se cumplieron 40 años del fallecimiento de quien es considerado uno de tres entrenadores más prestigiosos de la historia de River, y hasta el surgimiento de otras figuras como Ramón Díaz o Marcelo Gallardo como entrenadores, el más exitoso y reconocido de la historia.

En total, Labruna tuvo tres etapas como entrenador del Millonario: 1963, 1968-1970 y 1975-1981. Sin lugar a dudas, la última fue la más exitosa de todas, ya que en ella logró conquistar el Torneo Metropolitano de 1975, 1977, 1979 y 1980, y el Nacional de 1975 y 1979.

A 31 años de la llegada de Maradona al Sevilla

También un 22 de septiembre, pero de 1992, un renovado Diego Maradona llegaba con sed de revancha al Sevilla de España, luego de purgar una pena de 14 meses de suspensión y prohibición para jugar al fútbol por haber dado positivo en un control antidoping en el Napoli en marzo de 1991.

En los 90, las sanciones de más de un año para un jugador que daba positivo eran algo frecuente, ya que se castigaba lo que a priori ya es un castigo para un deportista: la presunta dependencia hacia determinadas sustancias para poder rendir.

Algo parecido también le ocurrió a Claudio Paul Canilla en Italia y en la misma época, siendo dos de los principales referentes futbolísticos de la Selección Argentina que había eliminado a Italia del Mundial que se disputó en 1990 en ese país. Es factible que si Goycochea hubiese jugado en Italia en aquellos años le hubiese pasado lo mismo.

Maradona llegó renovado y con muchas ganas de volver a jugar con 31 años, después de haber terminado el año 1991 y arrancado el 1992 afuera de las canchas.

Su llegada al Sevilla le abrió las puertas para concretar su regreso a la Selección Argentina con la que llegó a jugar la Copa Artemio Franchi en el verano de 1993 cuando el campeón de América (la Albiceleste) le ganó a Dinamarca (por entonces campeón de Europa) en lo que se presentaba como la Copa que enfrentaba al campeón de Sudamérica contra el campeón europeo. Trofeo similar al que ganó la Selección de Scaloni el año pasado contra Italia antes de jugar el Mundial de Catar.

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