El ocaso de un sueño que volvió a nacer en la noche blanca de San Petersburgo

Por Juan Pablo Ferrari

Tirados en el piso de la estación de trenes de Nizhny Nóvgorod, los hinchas con camisetas celestes y blancas despiertan comentarios entre los rusos y los extranjeros. Son ellos, los que en esa postura poco habitual en Europa, les demuestran al mundo entero la pasión que despierta el fútbol en nuestro país.

La derrota ante Croacia posterga cualquier festejo en el centro de la ciudad y la mayoría se inclina masticar la bronca mientras se espera por el tren o el ómnibus que los dejará nuevamente en el punto de partida: Moscú. Allí hacen base, más cerca de la Selección. Y desde ese punto parten las osadas caravanas a diferentes ciudades como San Petersburgo, cuando el próximo martes se ponga en juego la última chance en la Copa del Mundo. 

Están quiénes renunciaron al trabajo para alentar a la Selección desde Rusia, como Mariano de Junín, y los que se endeudaron por varios años para costearse el Mundial. A todos los une el amor por Argentina, que hasta el momento no es correspondido en el Mundial 2018.

El abogado Gustavo Galazzo, junto al hincha del Pincha, De Tomaso, viajaron en una combi toda la noche para estar en el segundo partido de la fase de grupos. Leandro Martini, el Pata Castro y Emiliano Méndez también acudieron a la cita mundialista y siguieron bien de cerca los movimientos de Maxi Meza, con quien compartieron algún momento en el Lobo. 

La victoria de Nigeria ante Islandia le dio una nueva chance al todavía equipo de Sampaoli que el martes en San Petersburgo se jugará una verdadera final anticipada. Encendió una pequeña luz en el horizonte negro que tendrá al equipo tratando de sobrellevar la noche blanca en San Petersburgo, como última escala en la fase de grupos del Mundial.