Por Daniel “Profe” Córdoba
El Pincha se liberó y fue justo ganador
El local fue un merecido triunfador ante un Boca de terror.
La previa tuvo a dos entrenadores que pregonaban el arco en cero. Se veía a kilómetros que iba a ser cerrado. Sin embargo, Estudiantes lo mereció y terminó siendo un justo ganador. A Miguel Ángel Russo nunca le gustó la línea de cinco defensores. La descubrió en el ascenso de Estudiantes de La Plata. Para esto, hubo que convencerlo para que Juan Sebastián Verón fuera titular. De ahí en más, nunca la volvió a elegir. Hasta que hace un año, en parte por la lesión del increíblemente perdonado en varias ocasiones y excedido de peso Cardona, y en parte por su miedo a River, tuvo que hacerlo, Consejo de Fútbol mediante.
Se vio lo que se esperaba, un Boca impresentable y que luego de dos años de trabajo aún no se sabe a lo que juega, ya que todo lo hace mal. Del otro lado, el León le propuso lo único que parece conocer Zielinski, aunque lo hace muy bien: cuatro defensas, cuatro medios, dos delanteros (tarde vieron a Apaolaza, que casi dejan ir).
A Boca había que marcarle a muerte a Juan Ramírez y punto. Cuidarse de alguna contra con Advíncula y marcarles la pelota parada. Estudiantes tenía su arma letal: el balón detenido.
En el primer tiempo el partido fue aburrido, malo y con dos técnicos que demostraron ser miedosos. En el complemento el Pincha mejoró, obvio, con el ingreso de Estévez y con Manuel Castro sin bajar y de wing. La niebla lo hizo más épico y encima se pusieron a pelear Leandro Díaz y Zambrano, dos de escasa técnica y mucho de rústicos.
Pasaron los minutos y se dio lo que imaginamos: córner de Zuqui y Noguera, a lo Tata Brown, para marcar un golazo para el Pincha, y merecido. Tanto Zuqui que creció, como Estévez y Castro sin bajar, hicieron que Estudiantes gane bien. Debía ser así, era para el que se sacara el miedo antes. En definitiva, el local fue un justo ganador ante un Boca de terror.