Gimnasia derrotó 2 a 1 a Barracas Central
Barracas Central lo dominó en el primer tiempo, pero entre Nelson Insfrán y una definición de penal de Benjamín Domínguez se fue arriba en el marcador.
Sin quererlo ni pensarlo, Gimnasia se volvió un equipo práctico y resultadista.
Ayer, en el contexto del último partido oficial del primer semestre del año, el equipo de Méndez volvió a ganar con lo justo y necesario.
No juega vistoso, sufre mucho cuando lo atacan, pero también sabe explotar las cualidades de sus jugadores cuando ataca. Y es por eso que de forma merecida los jugadores se van de vacaciones y comienzan el receso como punteros temporales del fútbol argentino.
Ayer, contra Barracas Central, el Lobo apeló a la seguridad de Nelson Insfrán para sobreponerse a un vendaval de juego y llegadas del rival de turno.
Por derecha o por izquierda, el equipo visitante desnudó las falencias de los laterales y solo el arquero evitó que se pinga arriba en el marcador.
Por momento parado de contragolpe, el Lobo explotó muy bien los ataques con la velocidad de Abaldo, la explosión de Benjamín Domínguez y la templanza de De Blasis. Fue así como llegó la jugada del penal que terminó ejecutando el número 7 del equipo para dejar a Barracas con una sensación de impotencia por lo que se había mostrado dentro del campo de juego: mayor tenencia de la pelota del equipo visitante, más llegadas de gol y protagonismo, al menos en los primeros cuarenta y cinco minutos.
En la parte final, Barracas hizo justicia: empató y acorraló al Lobo, que otra vez apeló a las manos de Insfrán para aguantar el resultado. Sin embargo, un remate de Iacovelli puso las cosas iguales, y el partido quedó abierto.
Los dos equipos jugaron al ataque en los últimos 15 minutos, y en el intercambio de golpe por golpe el Lobo volvió a imponer la velocidad de Abaldo para aprovechar un pase largo en una contra y terminar asistiendo a Castillo, quien ingresando en velocidad por el centro de la cancha definió ante la salida del arquero.
Barracas Central tuvo mayor posesión de la pelota durante todo el partido. Generó las situaciones más claras y posicionó al arquero del Lobo como una de las figuras de la noche. Pero el Lobo lo tuvo a Benjamín Domínguez, que aún en el peor momento del equipo fue el único que mantuvo expectante a los futbolistas del equipo visitante.
Sin sobrarle nada, pero siendo práctico y resultadista, se abrazó el triunfo y sumó tres puntos de oro que despertaron la ilusión de los hinchas que se fueron del Bosque pidiendo una vez más “la vuelta olímpica” que históricamente se le negó al club.