Peñarol también puso arriba a Olmos

Había descendido el año pasado, pero logró revertir la situación rápidamente y pudo festejar tras ganar la Promoción. Debutó como DT Fabián Testa, un excrack de la región

"Volver a empezar, que aún no termina el juego”, canta en una canción Alejandro Lerner. Volver a Primera, se repite en todo Lisandro Olmos, oeste platense, donde este diciembre tanto Unidos como Peñarol Infantil salieron de la “B” y el año próximo competirán en la “A”. El pasado miércoles, de visitante, los Carboneros vencieron en la Promoción a La Plata FC, rival que, según aseguraron, “es de los que mejor hace las cosas, con buenos jugadores y un buen entrenador”.

Una herida abierta fue el clásico que dirimió una plaza a la A y le sonrió a Unidos, que se preparó con todo, con Lucas Lobos  a la cabeza.

Peñarol tuvo lo suyo, sin el histórico “Kelo” Cazzulo y con un DT debutante, con curso hecho, ávido de libros y de clínicas de perfeccionamiento. “Fabi, mirá que esto es la Liga”, le  sugerían ante la propuesta de Fabián Testa  de jugar con la pelota al piso. El técnico le explicó a diario Hoy: “Por delante de cualquier objetivo, pusimos el crecimiento de los juveniles, aunque también en la cabeza estaba eso de ascender. Al equipo lo agarramos descendido, en las dos últimas fechas de la A, en 2016”.

En la plantilla de Peñarol se notaba que se trataba de una apuesta seria al futuro: con Jonatan Lescano, Iván Ballare, Lucas Verón  y el capitán Matías Pagnussat. “Material humano y preparación, tanto futbolística como mental”, fue la consigna que tuvo en cuenta el club ahora presidido por Pablo Santillán, en reemplazo de Pablo Marenzi. Un club con 400 pibes en actividad, siguiendo los ideales de otras personas que dejaron una marca: Antonio Burgues, Coco Galleazi, Daniel Basualdo. 

“Vinimos con la idea de que el chico evolucione. Con mi ayudante técnico, Ariel Serpe, ibamos a ir a un club de Perú con el proyecto, pero no se dio y, además, en el barrio me venían pidiendo que tome el equipo. Nuestra idea es darles una formación, porque hoy encontrás a chicos con dificultades motrices, antes no pasaba, porque vivíamos jugando a la pelota. Los que te dicen que no se puede es porque enmascaran la incapacidad para formar jugadores”, subrayó Testa.

El aurinegro tuvo muchas fechas sin su cancha, que se encontraba suspendida. No logró ninguno de los dos torneos, pero llegó al premio del repechaje por la tabla acumulada. Después de no poder salir triunfante del clásico histórico, a los tres días afrontó la última chance ante el equipo de la A, y golearon. 

De eso hablaban anoche, en el brindis que le siguió al asadito en el que los de Primera eran los grandes actores, junto a los del Senior, Tercera y Cuarta. Todos juntos cambiaron de nivel. Piensan ir por mucho más.

Fabián Testa, un técnico que se las trae

Fabián Testa es clase 1975. Arrancó en las infantiles de Peñarol, en LISFI, cuando el predio estaba en 45 entre 197 y 198. En ese momento, el Carbonero no tenía mayores. Al finalizar la cancha de siete, en su barrio era Unidos de Olmos el único con cancha grande. “Mi mamá vive a dos cuadras de la sede de Unidos, donde me tocó salir campeón en Cuarta y en la Primera en 1993, aquella final en 60 y 118 ante Trabajadores” explicó.

“Al igual que yo, figuras como Lucas Lobos, que también nació en Peñarol, terminaban infantiles en Peñarol y luego pasaban a Unidos”.

Testa apostó a más y empezó una carrera interesante, viviendo del fútbol: jugó en Entre Ríos, San Miguel (ascendió al Nacional B), Los Andes (con Burruchaga), Sportivo Luqueño de Paraguay y, a los 28 años, se fue a Italia, donde estuvo ocho temporadas. En 2010 volvió a la ciudad. 

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