Reunión clave en UNO y horas decisivas para el futuro del DT y varios más
El entrenador de Estudiantes puso en duda su continuidad luego de la eliminación ante Aldosivi por Copa Argentina.
Eduardo Domínguez se fue de vacaciones, pero antes dejó un mensaje claro: en estas condiciones, no sigue. El entrenador de Estudiantes puso en duda su continuidad luego de la eliminación ante Aldosivi por Copa Argentina y ya le marcó un plazo a la dirigencia: si antes del 10 de junio no hay una charla clara sobre su futuro, dará un paso al costado.
El principal motivo del enojo tiene que ver con la pérdida de protagonismo en el armado del plantel. Verón, disconforme con los refuerzos del último mercado y el bajo rendimiento del equipo, busca tomar el control de las futuras incorporaciones. Y allí apareció un nuevo actor que tensó la cuerda: Carina Magnabosco, una asesora brasileña que empezó a acercarse al club como “colaboradora estratégica” del presidente.
Magnabosco, apodada “la Barbie del fútbol” por medios brasileños, es especialista en gestión deportiva y scouting internacional. Aunque no ocupa un cargo oficial, irrumpió sin aviso en una práctica del plantel en City Bell, algo que molestó a Domínguez y encendió las alarmas. El DT interpretó el gesto como una señal de desplazamiento, sumado a la posibilidad de que reemplace a Marcos Angeleri como cabeza del área deportiva.
Esa situación fue el detonante. Porque si Angeleri —el hombre que lo llevó al club— no continúa, Domínguez tampoco seguirá por una cuestión de lealtad. “Una de las tres razones por las que me iría ya está pasando”, dijo tras la derrota con Aldosivi, dejando al descubierto un conflicto que venía gestándose desde hace meses.
Mientras tanto, la dirigencia se movió rápido. Ayer por la tarde, Verón, Angeleri y el gerente Diego Ronderos se reunieron en el estadio de UNO para evaluar el escenario y definir los próximos pasos. Saben que no hay margen de error. Estudiantes está en octavos de Libertadores y necesita certezas. Lo que parecía un semestre tranquilo, hoy es una olla a presión. Y el reloj ya empezó a correr.
Desde el entorno del técnico remarcan que no se trata solo de una cuestión contractual o deportiva, sino de confianza, respeto y condiciones de trabajo. Si no se reestablece ese equilibrio, el ciclo Domínguez podría haber llegado a su fin.