Un salto de calidad
Con un gol de cabeza de Otamendi en el segundo tiempo, la Selección Argentina sacó adelante un partido muy difícil y le ganó 1 a 0 a Brasil en el último partido del año. De esta manera cierra el 2023 primero en las Eliminatorias Sudamericanas en una noche en la que hubo incidentes y represión a los hinchas argentinos.
Con el espíritu del Tata Brown en la final de 1986. Con la templanza de Passarella para pasar al ataque y formar parte de la clasificación al Mundial de México en una jugada épica en el estadio Monumental. Con la misma mística que venía mostrando el Cuti Romero en todo el Mundial de Catar. Así saltó alto Nicolás Otamendi ayer en el estadio Maracaná, después de un córner a los 17 minutos del segundo tiempo, para poder revertir el destino de un partido que arrancó muy complicado en una noche caliente para todos los argentinos en Brasil.
Después del suspenso por incidentes que se desataron luego de entonarse el himno nacional, el partido se demoró más de 20 minutos y cuando arrancó los brasileños se lo tomaron muy enserio.
Renovado, fresco y voraz, el planteo del equipo local sorprendió a los campeones del mundo.
Durante los primeros minutos, Brasil ahogó a la albiceleste en la salida, cometió faltas tácticas para cortar el juego y anuló el circuito de transición de la pelota que suele proponer el campeón del mundo.
A Messi no le llegó la pelota, jugó muy adelantado en comparación a lo que venía haciendo y la Selección sintió la ausencia y falta de compromiso para involucrarse en el juego de Julián Alvarez que imitó al llanero solitario en el ataque.
Rodrigo de Paul fue uno de los más buscados por los jugadores brasileños y ante la presión no paró de perder pelotas o jugar al límite cuando quiso pasar el balón.
El único que logró destacarse por ímpetu y solvencia fue el Cuti Romero, quien sobre el final del primer tiempo salvó al equipo de un gol despejando al córner una pelota luego de un rebote que dio Emiliano Martínez tras un córner y luego de que la pelota le quedara servida para definir a Martinelli.
La experiencia de Jesús se compensó con el despliegue y la dinámica de Rodrygo y de Raphinia y cada vez que se lo propuso Brasil fue muy peligroso y difícil de contener para el campeón del mundo.
El problema de los locales es que no podrían mantener el mismo ritmo durante los 90 minutos, y la Selección de Scaloni comenzó a recuperar el protagonismo con la pelota cuando faltaban 15 minutos antes de irse al descanso.
En la parte final todo se inició como un calco de lo que había ocurrido durante los primeros 45 minutos: Argentina se tuvo que replegar y Brasil acorraló al equipo de Scaloni sumando méritos para ponerse arriba en el marcador.
Para colmo, Messi ya arrastraba una molestia muscular que le impedía desplegarse con normalidad adentro de la cancha y encima de todo, cada vez que tocaba la pelota tenía entre dos y tres jugadores rivales encima.
En ese contexto, aprovechar las jugadas con pelota detenida se convertiría en una clave. Algo que el equipo entendió y logró sacarle rédito a los 17 minutos, cuando Brasil había bajado el ritmo y la Selección forzó un córner por la izquierda. Otamendi saltó ante dos defensores de Brasil en desventaja y terminó ganando en las alturas con un cabezazo que se coló en el ángulo derecho del arquero Alisson.
Con este triunfo Argentina le quitó el invicto a Brasil jugando por Eliminatorias Sudamericanas en el estadio Maracaná y dejó muy mal parado a la Selección cinco veces campeona del mundo en el pasado.
Ante la falta de brillantez afloró el espíritu guerrero y la mística del campeón del mundo para terminar ganando un partido caliente que arrancó con incidentes en la tribuna y con muchas patadas adentro del campo.