ENTREVISTA EXCLUSIVA

Carlos Bardem: “El pasado no existe, siempre lo interpretamos con la mirada del presente”

Así lo afirma el actor, que ha forjado una carrera en la que muchas veces debió revistar la historia desde la ficción. El villano de El Cid es una de las grandes figuras del boom de las series españolas.

Heredero de una dinastía de intérpretes de excelencia, Carlos Bardem, se pone la cota de malla para protagonizar El Cid, serie que puede verse en Amazon Prime Video. Sobre el proyecto y mucho más, diario Hoy dialogó con el actor en exclusiva para la Argentina.

—¿Cuáles fueron los desafíos a los que te enfrentaste y qué trabajo de investigación hiciste para encarnar al personaje y comprender todo?

—Creo que uno de los privilegios del actor es tener que aprender, a partir de lecturas propias o lo que te acerca la producción, y entender tu tarea y hacerla con la mayor cantidad de información posible. En el caso de El Cid, al tratarse de una superproducción, fue muy fácil poner la imaginación en marcha. A lo largo de la serie han participado 11.000 extras, hemos rodado en decorados, pero también en locaciones reales, castillos, monasterios, iglesias románicas del siglo XI; era muy fácil llegar, sacarte el jean y ponerte tu ropa, con otro peso y textura, la espada, el cinto y ponerte a imaginar. Mi personaje existió realmente, está basado en él, pero esto es ficción, no documental, se recreó al máximo la época, pero es ficción, y como actor te preguntás qué era lo que movió los pérfidos instintos del Conde Efraín.

—Rodando algo de época, ¿se escapa algo de lo contemporáneo?

—Espero no haber perdido nunca la conciencia de lo que se estaba haciendo porque sería un mal actor, pero en este caso, cuando estás muy bien rodeado de información, de estímulos, de una recreación de época, es fácil situarte en tu personaje y mantenerte en él. También ver la función que cumple en la historia, hay un héroe que tiene que superar obstáculos y peligros, tiene que tomar decisiones morales, y mi personaje es el que le pone todos los obstáculos peligros y decisiones morales a El Cid, fue muy divertido hacerlo. En mi carrera he interpretado a muchos villanos, y yo soy un buen tipo, pero cuando hacés una ficción te ves obligado a buscar en tu interior; es verdad eso que dicen que todos llevamos lo mejor y lo peor dentro, y en el caso de Efraín busqué qué había en mí que me conectara con una ambición absoluta. Los monstruos cumplen una función en la narración, nos interpelan, y te preguntás qué harías en ese caso, es un proceso muy jugoso y rico.

—¿Cómo ves la disputa que surge cuando se retratan sucesos históricos reales?

—A mí me parece que es un debate estéril, esto no es un documental, si quieres información fidedigna debes buscar un documental, esto es una ficción, una serie, entretenimiento, vehículo dramático, documentada, pero ficción. Hace poco leí una definición interesante que dice que el pasado no existe, no existe porque vivimos en el presente y siempre lo interpretamos con la mirada del presente, por eso los mitos históricos han cambiado y se los apropia una mirada distinta. Acá está el mito de El Cid, y en la serie se trabaja con la adolescencia de él, algo que no se ha trabajado mucho. Es un recién llegado a la ciudad y de la mano que aprende, el espectador también. Todo bien ambientado, pero sin olvidar nunca que es una ficción.

—¿Qué te parece el guión y el trabajo visual?

—Celebro que por fin hemos tenido los medios para contar un episodio de nuestra historia sin restricciones ni carencias, poder recrear de verdad. Esa responsabilidad está en la concepción del show, y por fin tuvimos los medios materiales para recrear una época, en vestuarios, escenarios y guiones con un lenguaje de ahora. Creo que conectará con la audiencia más joven por sus giros y su ritmo trepidante. El ser humano ha cambiado la ropa y los sitios donde vive, pero sus pasiones, miedos y deseos siguen siendo los mismos. Desde esa perspectiva es algo muy moderno reconocer que no hemos cambiado tanto.

—¿Cómo creés que para tu carrera servirá El Cid?

—Quiero que la gente la vea, es algo maravilloso, pero eso escapa mi control, nosotros hemos hecho un gran trabajo y lo que venga después ojalá que sean cosas buenas. Yo siempre digo que la gran motivación de los actores es pagar la renta.

—¿Cómo vivís el gran momento de las series españolas?

—Corresponde a un cambio de dinámicas de las cuales que El Cid es uno de los ejemplos. En España siempre hubo talentos, como en Argentina, Colombia y otros lugares, pero ahora se ha dado que las plataformas han decidido financiar proyectos en España y por primera vez tenemos los medios para alcanzar niveles de producción muy altos, y con ellos creás series y películas que viajan por muchos países. Las plataformas han permitido contar historias con los medios que necesitaban, esta historia en otro momento sería contada de otra manera.

Sobre trabajar con el hermano, la historia y más series

—Te veremos en El Cid y en Inés del Alma mía, producciones históricas. Has hecho más producciones contemporáneas. ¿Cómo es entrar en ese mundo?

—Parto siempre de mi análisis de entender la función del personaje en la historia, ayudándote con ciertos elementos. Claro que en lo contemporáneo es más fácil: vistes de cotidianeidad el texto, acá no es que hablarás en castellano del Siglo XI, pero intentás ser fiel a eso y luego jugar.

—¿Influye más que sea un personaje español en el compromiso y trabajo?

—No, yo soy cero nacionalista, soy un actor, he trabajado en varios países, en Argentina, haciendo de argentino, Colombia, y yo trato de reunir la mayor cantidad de datos para interpretar, no me influye la nacionalidad.

—Cuando te llega un proyecto como Santuario, en donde hay una cámara pero no tenés que actuar, ¿cuál es el desafío?

—Ahí soy yo, no me planteo cómo me coloco ante la cámara, el objetivo ahí con mi hermano Javier era hacerlo más motivador, trasladar de una manera empática la preocupación del medio ambiente, siendo vehículo para que la gente vea un problema ambiental serio.

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