ENTREVISTA EXCLUSIVA

Carlos Sorín: “Traté de no caer en golpes bajos”

El talentoso cineasta, dueño de una carrera plagada de éxitos y premios, se anima, por primera vez, a rodar bajo las órdenes de un sistema de streaming.

La nueva producción original de Netflix, El cuaderno de Tomy, con Valeria Bertuccelli y Esteban Lamothe, basada en la historia real de María Vázquez, una mujer que supo enfrentar su muerte de una manera única, tiene a Carlos Sorín como director. Con él habló diario Hoy para saber más detalles del proyecto.

—¿Cómo vivís el estreno online?

—Estoy feliz porque es entrar en una dimensión de una escala que no tiene nada que ver con mis películas, estrenábamos en 40 salas y esto es a una escala inimaginable. Yo siempre pensé que cuando entrara internet en el cine iba a patear el tablero, y la pandemia potenció esto.

—¿Conocías la historia de María antes de la película?

—No, un día me llaman los Bossi, con quienes hice en coproducción Joel, y me dijeron Tomá este libro, leelo y te mandamos un link, hablemos después para hacer una película. El libro era El cuaderno de Nippur, un libro muy conmovedor, por lo cierto, por las cosas que dice, lo duro que es y lo tierno, al mismo tiempo, y el video era una charla TED que dio su viudo Sebastián. Yo pensé que si podía agarrar ese espíritu, el de María, burlón, irónico, sarcástico, emotivo, el filme podía aportar una mirada distinta para una película sobre el cáncer, que es casi un género. Y eso me guió bastante, para hacerla ágil, sobre la vida, que es lo que decía ella. Ayudó a los parámetros generales del guión y cuando filmamos la película.

—¿Te reuniste con Sebastián y sus amigos?

—Horas y horas con ellos y también con su médico, que la atendió en el último tiempo, para no inventar términos, y con eso construí el guión, hubo varias versiones, pensamos muchas cosas, ideas, ensayo y error, hasta la filmación donde ya eso no funciona.

—¿Fue complicado armar el casting?

—Surgió más adelante pensando quiénes podían ser, primero la pareja protagónica, cambiamos figuritas, tuve entrevistas, hasta que surgió lo de Valeria, que es una actriz excepcional con un nivel de entrega increíble, y ella apareció dos meses antes de rodar.

—Volvés a trabajar con niños, y acá con tu nieto. ¿Cómo fue trabajar con él?

—Fácil, él es así, desfachatado y ocurrente, dice cosas increíbles, y eso es por sus padres, vivió desde siempre en escenarios, acostumbrado a luces y gente. Establecimos semanas antes un nexo con Valeria y Esteban y luego lo dejé, con algunas estrategias para que pasen, y pasaban, y él decía cosas desde un juego que en el contexto de la película significaban otras, y estoy muy contento por él.

—¿Se complicó rodar en locación y funcionamiento?

—Quería hacerlo, y no en un estudio, y tuvimos la suerte de conseguir ese hospital de La Matanza que en el tercer piso no funcionaba nada y allí construimos las locaciones, con las ventajas que se asemejaba a un estudio pero era algo real, con la ventaja que el hospital seguía trabajando independientemente de nosotros, porque he rodado comerciales y hay que circunscribirse a horarios.

—La propuesta nunca cae en trazos gruesos y cosas obvias…

—Traté desde el primer momento de hacer eso, porque sabía que trabajaba con material explosivo, con un filo muy finito que hay que correr con sutileza y es muy fuerte emotivamente, por eso traté de no caer en golpes bajos.

—La película trae a escena un tema sobre el cual no se ha hablado mucho, y de hecho tuviste contacto con el médico real…

—Con el médico dialogamos mucho porque queríamos saber cómo era físicamente la cosa, para no inventar, él participó mucho porque conocía a una María distinta al marido y amigos, él la tuvo 30 minutos diarios todos los días, conocía otros aspectos de ella. Cuando apareció el tema de la eutanasia me aferré a eso, pero después supe que era un tema muy invasivo y atrapante e iba a hacer perder fuerza al cuaderno y el vínculo con su marido e hijo, por eso lo dejamos para el final, porque además ya se han hecho películas soberbias sobre el tema como Mar Adentro, por eso todo lo dejamos al final.

—¿Sebastián y los amigos de María vieron la película?

—No lo sé, a Sebastián le gusta mucho el cine y sabe que esto es una película “basada”, no es una docuficción.

—¿Estás con algún proyecto nuevo?

—Estoy con dos ideas basadas en cómo seguirá todo con protocolos, pensándolas para hacerlas en aislamiento y con equipo reducido.

Noticias Relacionadas