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Christian Sancho, un galán argentino

El modelo y actor habló sobre el inicio de su carrera, su vasto recorrido artístico, las propuestas laborales que tiene tanto en cine como en televisión y los personajes que le tocó interpretar

No solo es una “bomba latina”, aunque haya recorrido el mundo para modelar y destacarse en las campañas gráficas de marcas exclusivas como Hugo Boss, Lacoste, Armani y Dior.  

Christian Sancho, rosarino y pelilargo, se dedicó desde chico al modelaje y a la actuación. El salto a la fama lo logró con un personaje que interpretó en Botineras y con sus fotografías en ropa interior para la empresa textil que aún representa.

En el presente trabaja como actor y productor en cada una de las obras en las que participa.

Sancho fue entrevistado por este medio y logró explayarse en una charla amena e íntima, que invita a conocer a la persona detrás del artista.

—¿Cómo es un día en tu vida?

—Me levanto temprano. Desayuno, veo las actividades del día y dejo a mis hijos en el colegio. Después concurro al gimnasio y voy a grabar. Todos los días son diferentes.

Ahora elegí hacer teatro para compartir más tiempo con mi familia. 

—¿En qué estás trabajando?

—Estoy dedicado a tiempo completo a Hércules family show, donde soy el personaje principal. Ahí me inicié en el rol de productor. Además, hago un unipersonal que se llama Hombre viajando en taxi en el San Martín.

—¿Cómo surgió la idea de empezar a producir?

—Junto a mi amigo y representante, Cristian Manzanelli, pensamos cómo montar esta pieza y elegimos a  Flavio Mendoza para que sea el director artístico. La obra está en la calle Corrientes. 

—¿Y en la tele cuándo se te va a ver?

—Estoy grabando una serie corta en Disney que estará dirigida a los adolescentes, pero no puedo hablar mucho sobre el tema. Lo que puedo contar es que hay un elenco de actores de Latinoamérica.

—¿Qué más podés contar de la obra Hércules Family Show?

—Es una pieza muy lúdica, con juegos de luces de led e interacción con el público. La trama es sobre la familia, la crianza de hijos adolescentes, la separación de los padres, los roles que juegan los amigos en el crecimiento, además del relato histórico de este personaje que es Hércules. La idea es engancharnos con las familias y que podamos recordar nuestras infancias. Hay canciones, protagonistas maravillosos y unas interpretaciones encantadoras. Adaptamos el guión para no caer en lo ya visto. 

—¿Te encariñás con los personajes?

—Sí, me sucede. Imaginate que  sos ese personaje  durante diez o doce horas de cada día. Cuando llega el final de cada temporada, uno desea que el papel que nos tocó termine de la mejor manera, porque te encariñás. 

—¿Cómo te preparás para cada interpretación?

—Trato de estudiarlos y trabajarlos. Quiero contar un personaje con contenido, demostrar su humanidad y hacerlo interesante para que la gente se identifique. 

—¿Cómo es tu entrenamiento?

—Hago natación y me entreno en el gimnasio. Además, me someto a un tratamiento con un traje especial, al igual que los que hacen los futbolistas.  Y con las comidas, trato de comer sano.

—¿El modelo, adónde quedó?

—Realizo trabajos como modelo porque siempre son bien pagos. Da buenos frutos.

“A la tarde, pagás los impuestos y a la noche, sos el villano de la novela”

En Botineras, Sancho hizo de un futbolista casado y con hijos que se enamora de otro hombre. Ese papel le dio reconocimiento, y él siempre se mostró orgulloso de haber instalado en el inconsciente colectivo un futbolista gay, en un mundo de hombres, sin los típicos estereotipos ridiculizantes. 

De todas maneras admite que, por ese personaje, le han gritado cosas en la calle, aunque no lo tomó desde un lugar negativo, sino todo lo contrario.  “Me causaba mucha gracia, porque te das cuenta de la llegada que tiene el producto que estás haciendo”, dijo sobre el “Flaco” Riveiro, su personaje en la ficción de Underground. En la actuación tuvo algo similar a la construcción de ese personaje, ya que él, que en su adultez utilizó a su cuerpo como herramienta laboral, tenía una traba que tuvo que superar con ayuda externa. Sobre este tema relató: “De chico era tímido. No podía hablar con más de cuatro personas a la vez. Empecé teatro como un método de desinhibición, recomendado por mi psicóloga. Me llevó mi madre y así fue como comencé a estudiar. Vine a Buenos Aires a hacer la carrera de periodismo deportivo, mientras hacía campañas publicitarias para trabajar, y aparecieron los primeros roles en televisión”.

Su vida como persona pública lo hizo reflexionar acerca de la fama, sobre la que tiene una visión bastante terrenal. “La gente piensa que uno es millonario. En mi caso, entre las horas de grabación voy a los locales a pagar impuestos y hago las filas con la gente. Ahí se dan cuenta que sos uno más. A la tarde pagás los impuestos y a la noche sos el villano de la novela. Ahora el actor es un empleado más. No existe esa burbuja que algunos imaginan, se crea una fantasía que no existe”, finalizó el intérprete de 41 años.

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