“El rey león fue una vía de oportunidades para muchos de los artistas que trabajaron ahí”

A más de veinte años del estreno, Rob Minkoff, uno de sus dos directores, y Brenda Chapman, la guionista a cargo de supervisar el libreto, conversaron con diario Hoy sobre las repercusiones que tuvo la obra. Además, contaron la historia detrás de la escena más trágica del filme infantil

Los directores, Roger Allers y Rob Minkoff, tres guionistas, veinticinco mentes ocupadas en pensar la historia, y una encargada de supervisar el libreto, la de Brenda Chapman, son los responsables de realizar una de las películas más recordadas de Disney: El rey león.

En julio de 1994 la cinta llegó al país y a partir de ahí quedó en la memoria de todos los niños que fueron a ver la producción de la casa de Mickey. Por supuesto, la obra cumplió las expectativas, aunque uno de sus momentos más recordados tenga que ver con la dura escena en la que su protagonista se enfrenta a la muerte de su padre, Mufasa.

Veintitrés años después, Brenda Chapman y Rob Minkoff conversaron con este medio sobre el proceso de gestación del filme infantil. 

—¿Qué recuerdos tienen del trabajo?

Brenda Chapman: —Fue muy duro y al mismo tiempo muy divertido, lo que hizo que no fuera tanto trabajo. Constituyó una vía de oportunidades para muchos artistas que trabajaron ahí, ya que era considerada la segunda película en importancia detrás de Pocahontas, que era el gran proyecto.

—¿Qué les pasa cuando ven la cantidad de jóvenes que la recuerdan?

Rob Minkoff: —Es notable cómo mantuvo su relevancia en todos estos años. Eso es en parte gracias a la espectacular obra de Broadway que ha estado presentándose de manera continua por casi veinte años.

B.C.: —De ninguna manera esperábamos que se recordara así. De hecho, nos preocupaba que nadie quisiera ver una película con animales que hablaban y cantaban, después de todas las historias exitosas con humanos como protagonistas.

—¿Cómo te sienta saber que Disney trabaja en una remake?

B.C.: —Estoy un poco perpleja de que la sigan llamando live-action, no hay nada de eso. Será completamente animada, sólo que parecerá real. Es otra remake con la que Disney va a hacer mucha plata, las películas se vuelven a hacer todo el tiempo, a algunas les va bien y a otras no. Pero no importa qué ocurra con esta, no puede hacerle daño a la película ni a la obra teatral que nacieron antes que ella.

“La muerte de Mufasa puede enseñar empatía”

A pesar de la gran trascendencia que lograron los personajes Timón y Pumba, con su “Hakuna matata”, cualquier persona consultada sobre la obra señalará una escena. Cuando su protagonista, Simba, queda atrapado en una estampida, su padre corre a salvarlo y termina pagando el heroísmo con su vida, luego de ser traicionado por su hermano Scar, que lo deja caer desde un acantilado.

Este es sin duda alguna, uno de los recuerdos más tristes del cine infantil del siglo pasado.

—¿Esperaban que la escena de la estampida fuera tan impactante?

R.M.: —Éramos muy conscientes de que la muerte de Mufasa era una cosa extremadamente dramática para llevar a cabo en una película infantil. Pero no queríamos evitarla, a pesar de que había gente en el estudio que sentía que teníamos que haberla llevado a cabo en las sombras, en una toma lejana. Era muy importante para mí confrontar la verdad y estar cerca de la acción cuando Simba encuentra a su padre.

B.C.: —Sabíamos que iba a ser duro. Bambi fue duro, pero es un filme recordado y querido. A veces, esos momentos pueden darnos una visión de los miedos que puede haber en el mundo desde la seguridad de una película. Además, puede enseñar empatía.

La moda de revivir clásicos en live-action

Se puede retroceder algún tiempo y recordar la remake de 101 dálmatas, en 1996. Sin embargo, fue en los últimos años que comenzó una ola de reversiones de viejos clásicos de 

Disney, que se inició con Alicia en el país de las maravillas en 2010 y, después de algunas películas menores en el medio, encontró un enorme éxito en La bella y la bestia, que potenció las ganas de hacer más películas live-action.

La historia protagonizada por Emma Watson se basa en la vieja película que se estrenó en el año 1991, de la cual Brenda Chapman fue una de las guionistas. “Amé trabajar en la cinta original, fue y sigue siendo una de mis experiencias personales favoritas”, asegura la guionista.

—¿Qué te pareció la versión reciente?

—La vi y la quería amar, como a la obra de El rey león, pero tristemente no estuvo a la altura de mis expectativas. De todas formas, me encantó la intensidad extra que le agregaron a los personajes de Gastón y Le Fou.

“Con Valiente quise derribar el típico cuento de princesas de Disney”

Gracias a Valiente (2012), Brenda Chapman se llevó un Óscar a la mejor película de animación. La historia fue “inspirada en la relación con mi hija, que tenía 4 o 5 años cuando empecé a escribirla”, contó la guionista. Chapman no solo fue la mente maestra detrás de la trama, sino que también la dirigió, junto a Mark Andrews.

“Mi hija era muy pensante e independiente y me preguntaba cómo iba a ser cuando fuera una adolescente si era así de rebelde a esa edad. Así nació Mérida”, explicó Brenda. No solo fue un regalo para su familia, sino que también la pensó como un homenaje a la historia escocesa, de donde son originarios sus ancestros.

—¿Cómo se dio el proceso de gestación de la película?

—Quería contar una historia que tuviera como centro la relación entre una hija y su madre, y derribar el típico cuento de princesas de Disney. La película fue un proceso largo y a veces difícil, que se suponía que se iba a estrenar antes, pero cuando Disney compró Pixar (en 2006), se retrasó algunos años para acomodar las secuelas de Toy Story 3 y Cars 2. Llevó ocho años hacer el filme: seis y medio a mí, más uno y medio al director final.

—¿En qué estás trabajando ahora?

—Estoy escribiendo y dirigiendo una película animada independiente sobre dos hermanas mellizas titulada Truth, que cuenta con financiamiento chino. Mi marido, Kevin Lima, y yo hemos escrito un guión híbrido entre animación y live-action, y estamos en negociaciones con Fox para instalar nuestra propia compañía productora.

—¿Cómo es trabajar en equipo con Kevin?

—Estuvimos trabajando juntos en algunos proyectos en los últimos años. Al principio, como estamos casados desde hace 30 años, no sabíamos si iba a funcionar, porque siempre trabajamos por separado. Pero nos dimos cuenta de que lo disfrutamos y aporta diferentes perspectivas a las historias. Hasta ahora venimos muy bien.

—¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?

—Colaborar con los artistas en el filme. Me encanta el entusiasmo cuando se genera la unión por una buena historia, sentir el crecimiento de la emoción cuando los compositores musicales y los letristas aportan su parte al proceso, trabajar con los animadores para ver la magia que le dan a los personajes, con los diseñadores de producción y los directores de arte para ver qué podemos agregar a lo visual y así crear un nuevo mundo. Amo estar rodeada de gente talentosa.

“Stuart Little fue un gran salto para mí como cineasta”

La historia protagonizada por el ratón que es adoptado por la familia Little significó el debut como director en solitario para Rob Minkoff. “Fue un gran salto para mí como cineasta, convirtiéndome en animador”, afirmó el hombre que actualmente está produciendo Blazing Samurai, una película sobre un perro que quiere convertirse en espadachín, basada en la comedia de Mel Brooks, Locuras del oeste (1974).

—¿Qué fue lo que más disfrutaste de Stuart Little (1999)?

—Trabajar con actores como Geena Davis (Thelma y Louise) y Hugh Laurie (Dr. House) fue un gran desafío, fue muy emocionante. Lo que la hizo particularmente difícil fue que nuestra estrella, Stuart, nunca estuvo disponible en el set salvo como una marioneta sin vida. No fue hasta que la imagen por computadora se completó que el filme tomó realmente vida.

—Además de Blazing Samurai, ¿en qué estás trabajando?

—Estoy desarrollando un proyecto con Neil Gaiman (Beowulf) basado en su libro Las instrucciones. Es sobre un grupo de niños que tiene que sobrevivir a un mundo de cuentos de hadas hostil. Por otra parte, me encuentro trabajando en un nuevo musical basado en la película china Farewell my concubine, de Lillian Lee. Cuenta la historia de dos amigos que se conocen de niños en una escuela de ópera de Pekín, cuya amistad es puesta a prueba por la convulsión política y social durante la invasión japonesa y la revolución cultural.

—Estuviste en muchas producciones infantiles, ¿cuáles son tus películas favoritas?

—Crecí amando todos los clásicos de Disney como Pinocho, Peter Pan, El libro de la selva y Mary Poppins. Aunque una de mis películas favoritas de todos los tiempos es El mago de Oz. Sorprendentemente, vi algunas obras bastante intensas cuando era niño, que me dejaron una huella de por vida: 2001: Odisea al espacio, Lo que el viento se llevó y Cabaret, del director Bob Fosse.

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