Julián Ibarrolaza
“El rock en la ciudad sigue intacto”
En una charla con el diario Hoy, el artista reveló detalles de la despedida de Embajada Boliviana, y precisó cómo serán sus shows en formato solista.
Durante una charla con este multimedio, el cantante de Embajada Boliviana, Julián Ibarrolaza, recorrió su carrera y presentó sus próximos trayectos como solista.
—¿Cómo vivís la vuelta al escenario en la apertura paulatina de las actividades culturales?
—La vuelta siempre es un regreso, y esto hace que esta vez, (otra vez) sea particular y esperada, tanto por nosotros los músicos, como por los oyentes. Existe en los regresos una cuota de optimismo, es decir, que las cosas son mejores. Es una especie de reversión mejorada y atemperada más ajustada a lo que uno busca. En mi caso, además, lo vivo como la vuelta a mi oficio, ese que más quiero, de cantor, de cantar nuestras canciones, de volver a comunicarnos en nuestro idioma y en nuestro escenario, que es el rock, que está siempre vigente y presente en nosotros. Se extraña el “en vivo”, la gente, las pruebas de sonido y los viajes. También el alimento balanceado de los músicos que son las pizzas.
—¿Qué proyectos estás presentando? ¿En qué propuestas estás inmerso?
—Estoy presentando mi último disco titulado Viajar solo, que salió hace muy poco en formato físico y cuya tapa (pintura al óleo realizada por el artista plástico Emiliano Solis) ya justifica su existencia. La presentación es una excusa para poder hacer y tocar una lista de canciones donde hago un recorrido por mis otros siete álbumes solistas, e incluso hago algunos adelantos de lo que vendrá, de lo que será el próximo a salir el año que viene y que se llamará Rockeros heridos. Estoy muy entusiasmado con esta grabación que avanza lento pero a paso firme. Además, estoy contento de haberme reencontrado con “Laro” Bidonde, que me acompaña en percusión, ya que lo considero uno de los mejores bateristas de la actualidad. Asimismo me acompañan Mario Andresiuk (guitarras), Flavio Bernardi (piano) y Darío Castex (bajo).
—¿Qué balance hacés de tu recorrido en Embajada Boliviana? ¿Qué planes tienen en mente?
—También es menester mencionar que estoy muy enfocado en lo que será la despedida y la última gira de Embajada Boliviana, banda que formé con Emiliano Elso, el “Cabe”, allá en el año 1992. Vamos a dar una serie de recitales en diciembre. Es más, las entradas ya se encuentran casi agotadas, se vendió todo.
El balance que puedo hacer del proyecto es que es el que mejor resultados y más placeres me da. Estamos contentos por terminar vigentes y actuales. En lo personal, la banda me dio muchas cosas lindas. Me quedo con la gente que conocí, arriba y abajo del escenario, es decir, haber recorrido y conocido casi todo mi país tocando. Viajamos a México para realizar una gira muy importante, en ese país tan cálido y bello donde conocimos muy buena gente. Grabamos en estudios grandes con ingenieros importantes de la talla de Facundo Rodríguez, y Pablo Rabinovich, fue una experiencia súper enriquecedora y profesional. Pudimos pertenecer a la cultura under y a la historia importante del rock local, me llena de orgullo. Recibir tanto cariño y afecto de mis colegas me llena de emoción. La verdad es que Embajada Boliviana fue el proyecto musical más importante que tuve, voy a extrañar mucho a la banda. Todos lo vamos hacer.
—¿Qué debilidades y fortalezas encontraste en el camino?
—En el camino, me encontré con las debilidades de mi propio ego, mis enojos y subjetividades. Pero también con la fortaleza de la amistad y la fidelidad, con la firmeza del compromiso y el desafío del trabajo en conjunto logrado con creces, con la solidez del grupo humano que formamos, y con el sentido común con el que trabajamos, (ese que casi siempre falta en nuestros gobernantes).
—¿Qué visión tenés sobre la escena actual?
—Creo estar seguro que el rock en la ciudad sigue intacto, con sus matices de época, pero siempre verdadero y genuino, bien platense. Él Mató es una representación de la música moderna, actual, y verdadera. Todos queremos a esa gran banda, que no usa sesionistas para grabar en estudio. Ahí está el querido “Santi Motorizado”, gran poeta y cantante, que además sabe volar muy bien solo, es muy querido por toda la gente, y por nosotros, desde ya. Ellos son el futuro y la influencia de otras grandes bandas que todavía no existen. Son los creadores de lo que vendrá.
—Las producciones actuales se lanzan en formato de single y los acompañan con un clip, ¿qué opinión te merece este formato?
—No es el que elijo, ni el que más me gusta. Prefiero los discos de autor, de muchas canciones dentro de un mismo envoltorio. Me gusta poder juzgar el sonido de un disco más que el de una canción single. Terminan haciendo que sus canciones tengan una relación entre si, logrando ser una obra en sí misma. Eso es un disco de autor, a la vieja usanza, ese es mi formato preferido. Tocar, hacer y sonar, como en la vieja escuela.
—¿Qué los motiva a seguir con la banda?, ¿qué los hace vigentes?
—No haber perdido la esperanza en lo que hacemos, saber quiénes somos, es lo que nos mantiene y nos mantuvo siempre de pie. Aunque hay muchos amigos que ya no están y eso se siente fuerte. Ese hueco que dejaron los que partieron, es el que queremos llenar con canciones, y saludar ese pasado, que siempre está presente en nosotros.