entrevista exclusiva

Ernesto Alterio: “Mi profesión es un privilegio porque es un vehículo de conocimiento del hombre”

De regreso en el país para presentar la superproducción sobre Eva Perón, el argentino-español repasó su historia y vínculos en una apasionante charla.

Ernesto Alterio encarna al coronel Moori Koenig en Santa Evita, serie de Star+, protagonizada por Natalia Oreiro, en la que se repasa la vida de la abanderada de los humildes a partir de la novela homónima escrita por Tomás Eloy Martínez. Aprovechando su paso por Buenos Aires, diario Hoy dialogó en exclusiva con él para saber más del proyecto y su vínculo con la Argentina.

—¿Cuáles son tus sensaciones de venir a la Argentina a trabajar, y en un proyecto tan importante como el de Santa Evita?

—Ya venir a la Argentina tiene para mí un sabor especial, he tenido la suerte de poder venir cada tanto y los proyectos que me han tocado hacer me han permitido de alguna manera revisar la historia argentina, que es en definitiva mi propia historia, siento como que hay algo en mí que se completa cada vez que vengo. Abordando proyectos como este, fascinante, basado en la novela de Tomás Eloy Martínez, cuando leí el proyecto me entusiasmó y sentí que tenía entre manos algo muy especial, además de trabajar con Star+, que cuida mucho los proyectos, Rodrigo García, Alejandro Maci, está producida por Salma Hayek. En cada departamento hay figuras de primer nivel, tanto en lo técnico como en lo artístico, por lo que es un proyecto que he esperado mucho y he abordado con muchas ganas e ilusión.

—¿Fue difícil componer un personaje tan ­detestable?

—Detestable en una primera capa, porque es detestable lo que le toca hacer. Lo que me atrajo es que era un personaje bien complejo, que en la novela lo ponen en un punto de conflicto fuertísimo, lo ponen a ayudar a Eva con el voto femenino, a quien detesta ideológicamente, pero por quien empieza a surgir en él una gran atracción. Cuando derrocan a Perón, los militares que toman el poder le hacen ocuparse del cuerpo de ella, le dicen: “Conviértala en una muerta cualquiera”, y para alguien con un sentimiento religioso tan fuerte como el del personaje, le encargan algo que va en contra de las leyes de Dios. Entonces ese era el desafío, construir un personaje que va de detestable pero hacerlo atractivo, no tenerle miedo a que tenga momentos de humor e incluso llegue a tener momentos en que podamos compadecerlo.

—¿Sos de juzgar a los personajes?

—No, porque si no, haría una interpretación de afuera, y mi trabajo es entenderlos, entender los mecanismos y en este caso comprender al personaje. Mi profesión es un privilegio porque es un vehículo de conocimiento del hombre, todos somos seres humanos. Creo que el teatro y la actuación deberían ser obligatorios en las escuelas, porque es ponerse en el lugar del otro, habría menos crispación. No hay empatía, pero en el teatro sí, porque tratás de comprender al otro.

—Se dice que la ficción no da respuestas, pero ¿qué aprendiste de Evita al estar en el proyecto?

—Me ayudó a dimensionar su obra, su legado, lo que ella hizo, me resuena mucho en este momento en donde las cuestiones de los derechos de las mujeres están tan sobre la mesa; que ella hiciera en ese momento eso es de mucha valía, porque se atrevió a meterse con estructuras anquilosadas, en una sociedad donde el patriarcado era el rey y meterse una piba así de un pueblo, llegar a donde llegó y tocar estructuras que parecían intocables.

—¿Por qué la gente tiene que ver Santa Evita?

—Porque viene de la mano de Star+, que cuida mucho las producciones, están Salma Hayek, Rodrigo García, Alejandro Maci, está Félix Monti en fotografía, que es un exquisito, ­Mercedes Alfonsín en la dirección de arte, que hizo un gran trabajo, y luego, más allá de retratar y basarse en un momento histórico, es un thriller apasionante.

—¿Cómo es recuperar un poco de tu pasado al ser parte de esta historia y volver al país?

—Es muy loco, llego acá y me cuesta hablar en español, desarrollé como un cierto bilingüismo, y te puedo decir que me llamo Ernesto, soy argentino, pero también español, y que soy el hijo de Héctor y de Tita, y el hermano de Malena y el papá de Lola. Son cosas que suman, todos somos seres muy complejos.

Con la historia argentina bien presente

Con un potente recorrido profesional en España, no es la primera vez que Ernesto Alterio llega al país para participar de alguna producción nacional; así, estuvo en Infancia candestina (también junto a Natalia Oreiro) y en Las viudas de los jueves.

–En la serie se revisa una parte de la Argentina y te toca un personaje en las antípodas tuyas. ¿Cómo fue la investigación de la etapa? ¿Qué recuerdos familiares trajiste a colación del personaje?

–Esta parte de la historia me viene por muchos lados, y tenía una anécdota de mi padre, en la que se subió a la terraza de su casa con un sombrerito de papel que se hizo para saludar al féretro cuando pasó por su casa, pero fue cuando murió Carlos Gardel. También recuerdo muchas cosas que mi abuelo contaba en relación a Perón, desde pequeño, discusiones, sobre él, gente que lo amaba y odiaba, porque es muy polarizador todo lo que tiene que ver con Eva y Perón. La novela de Tomás toma ciertos hechos, pero baila entre la realidad y la ficción, como una danza.

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