La ex de Phil Collins sacó los trapos sucios al foco mediático

Luego de algunas idas y vueltas, la expareja del cantante volvió a separarse en pésimos términos. Ahora, revelan detalles innecesarios sobre la vida que supieron compartir cuando todo era color de rosas

Luego de conocerse e iniciar un noviazgo breve, Phil Collins y Orianne Cevey contrajeron matrimonio en 1999 para luego formar una familia con dos hijos en común: Nicholas y Matthew.

El paso de los años no logró asentar las bases de la pareja. Por el contrario, trajo un sinnúmero de roces, denuncias mediáticas y asperezas que llevaron a una separación de hecho en el 2006 pero con una sorpresiva posterior reconciliación. Dos años después, pidieron el divorcio definitivo. Este fue ejecutado con un costo estimado de 50 millones de dólares entre división de bienes y gastos administrativos.

Ahora, la mujer se casó con un joven de 30 años llamado Thomas Bates en Las Vegas y transitó la luna de miel en la mansión de Miami que fue adquirida por el músico y exintegrante de Génesis que, en ese momento, cumplía obligaciones laborales en Europa.

Al enterarse de la situación que acontecía en su domicilio, el artista solicitó el desalojo de los tortolitos y una orden de restricción para impedir que regresaran. De esta manera, el hogar en común fue el objetivo y escenario que desató una guerra judicial que está lejos de terminar.

En el presente, la señora presentó un documento ante los tribunales donde explicita intimidades de dudoso buen gusto. Por ejemplo, en una amplia lista, enunció que el baterista de 69 años pasó un año sin bañarse, es adicto al alcohol y analgésicos mientras que, a la vez, sufre de impotencia sexual.

También reclamó la mitad de la majestuosa propiedad valuada en 40 millones de dólares, suma que le corresponde por un contrato que firmaron en un acuerdo privado en su última reconciliación
Lejos de llamarse a silencio, Phil acudió a sus representantes legales que respondieron a cada una de las acusaciones alegando su falsedad y expresando que se trata de una suerte de ordinaria extorsión por parte de la señora demandante.

En una instancia, los abogados de ambas partes intentaron dirimir las incongruentes circunstancias y propusieron un consenso que funcionaría como una especie de manto pacifico. Dadas las negativas que recibieron como respuesta, deberán batallar ante un juez que resolverá cómo continúan. Por lo pronto, la mujer y su nuevo marido permanecen en Miami atentos a las novedades de la mentada ruptura.

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