La gran vuelta de Brendan Fraser

En un repaso histórico por los ciclos, personajes y figuras que marcaron un momento de la TV internacional, diario Hoy recuerda la vida del ganador del Óscar.

A finales de los años 80, el actor Brendan Fraser empezó su carrera como actor en pequeños roles juveniles y luego incursionó con protagónicos en series semanales para la pantalla chica. De esta manera, comenzó a ganar fama y popularidad gracias a sus dotes artísticas y ganó reconocimiento cuando pasó por películas como La momia o Al diablo con el diablo. Sin embargo, luego de grandes éxitos, se llamó a silencio y no volvió hasta dos décadas después a los sets de filmación, para grabar un largometraje que lo hizo ganar uno de los premios más importantes del séptimo arte. Se trata de La Ballena, que también lo consagró en festivales internacionales.

Pero no fue todo fácil en la vida del muchacho, debido a que siempre hizo sus propias escenas de acción y prefería no usar la contratación de actores extra o dobles de riesgo. Como resultado, debió curarse de varias fracturas, torceduras y hasta de una lesión en su columna vertebral que lo dejó con un dolor crónico, el cual superó con un tratamiento médico que duró casi una década. Debido a estas consecuencias no le quedó otra que quedarse a un lado y comenzar a confiar en los otros actores del equipo.

Asimismo, a mediados de los 90 conoció a quien sería su esposa y madre de sus tres hijos, la productora Afton Smith. El flechazo fue inmediato y comenzaron a vivir juntos, hasta que, una década más tarde, se pelearon por diferencias irreconciliables. Además, el costo de la división de bienes y la cuota alimentaria fue devastador para la exestrella juvenil, quien estaba en una pésima situación física por sus heridas. En ese contexto, Fraser comenzó a hacer terapia y se recuperó.

No obstante, el hombre fue víctima de acoso sexual e intento de abuso por parte del periodista Philip Berk. Esta confesión se hizo en el marco del Me Too. Después de sufrir este aberrante hecho, el actor atravesó una severa depresión por la muerte de su mamá.

Pero había una luz en el camino, que comenzó con su incursión en la pantalla chica en roles pequeños, como sucedió en Trust, Doom Patrol y Professionals. Asimismo, se animó a fundar su propia productora, que tiene una base en Estados Unidos y otra en el Viejo Continente. Poco a poco, el chico de la mirada triste pudo recomponer las consecuencias que dejaron estas décadas en su vida para salir a flote. Hoy en día su salud es óptima, tiene trabajo y un premio internacional bajo el brazo que lo volvió al centro de la escena.

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