entrevista

“La historia de Estelares es también parte de la historia de nuestra generación”

Así lo dice Andrea Álvarez Mujica, autora del libro Estelares: detrás de las canciones. En esta entrevista con diario Hoy cuenta la génesis del libro y el largo recorrido alrededor del trabajo sobre la banda platense.

Aún cuando sus integrantes componían, de forma muy precaria, encerrados en pensiones o en departamentos de estudiantes. O cuándo lo hacían -lo hacen- ya siendo una banda consagrada. En Estelares siempre primó la canción. Como el bien más preciado alrededor del cual gira todo lo demás. Porque a veces se olvida que una buena canción es eso: letra, armonía, melodía.

La periodista Andrea Álvarez Mujica (de largo y profuso recorrido en medios gráficos y míticas revistas dedicadas a la cultura y a la música) acaba de editar Estelares. Detrás de las canciones (Ed Hormigas Negras) donde, a través de muchas entrevistas (sobresalen los testimonios de Moretti, Bertamonti, Silvera, pero también de otros como Juanchi Baleirón, Julieta de Marziani; textos invitados de Andrés Calamaro, Fernando Samalea y Enrique Bunbury y tambièn ex integrantes), recorre la historia de la banda platense. Pasado y presente de una enorme banda. En diálogo con diario Hoy la autora cuenta sobre el libro.

—¿Cómo surge la idea del libro?

—Creo que el germen estuvo en la segunda nota que le hice a Manuel Moretti en el año 2014. Se me había ocurrido realizar una sección que girara en torno de una canción. A veces no importa tanto la originalidad de la idea sino la forma de abordarla. Historia de una canción fue el nombre que elegí para la sección de la revista. Se la conté a mi editor y la aceptó sin euforia, porque le parecía que una canción no alcanzaba para una nota. Le escribí a Manuel con la propuesta y una lista de canciones para que eligiera una. La canción seleccionada fue El corazón sobre todo. Nos reunimos en un bar de Palermo. Cuando estaba editando el material pensé en que bueno sería hacer un libro sobre Estelares. Entregué la nota a mi editor. No le gustó y la nota nunca salió. La sección tampoco. Pero fue el germen del libro, sin duda. Me había quedado con ganas de hacer algo más profundo con Estelares. En el 2017, cuando empezamos a trabajar en el libro, yo tenía en mente la misma idea: hablar de la historia detrás de cada canción.

—Tanto Manuel como Víctor están totalmente entregados al relato, a la narración, a contar la historia...

—Fue así desde el comienzo. En una de las primeras charlas le avisé a Manuel que escribir una biografía de banda lleva tiempo, es un proceso largo. Mi temor era que en mitad del trabajo se cansara o se aburriera. Una cosa es encontrarte con una periodista dos, tres veces y otra es seguir en conversación con ella durante años. El compromiso con el trabajo se sostuvo, con amabilidad, que es una cualidad de Manuel y de los Estelares. Me sentí acompañada.

—Hay una constante en todo el libro y se trata de aquellas viejas canciones reencontradas y vueltas a grabar. ¿Cómo analizás esa particularidad, que es casi una marca en Estelares?

—Me resulta inevitable pensar en Ricardo Piglia, que a veces bromeaba con la cuestión de dejar a un lado determinada obra en proceso y esperar que el tiempo la acomode, favorablemente. Creo que Manuel coloca canciones en el tiempo y en el espacio como registros y como narraciones de algo personal, pero al retomarlas las observa con ajenidad, las descubre y las completa.

—Hay un pasaje, uno entre tantos, que está íntimamente asociado al título del libro: “Estelares era nuestro lugar de contención, no era una cosa interesada, éramos nosotros, entonces renunciar era como renunciar a nosotros”. Hay algo que cada vez queda más claro a medida que se avanza en el relato y es eso: Estelares estuvo siempre detrás las canciones. Como si, al precio que fuera, hubieran tenido que sobrevivir ellos junto con la sobrevivencia de esas canciones. ¿Cómo lo sentís? ¿Lo vislumbrás como una característica de la banda?

—Totalmente. Víctor y Manuel siempre estuvieron convencidos, y Pali Silvera también, aun en los años difíciles. La gente de La Plata lo sabe. Pero para muchos porteños, Estelares es la banda que aparece con canciones muy radiales a partir de Sistema nervioso central (2006). En el rock nacional, lo que el compositor principal dice en vivo, entre una canción y la siguiente, es muy importante, se trata de una comunicación sin mediadores que a veces se imprime en la memoria colectiva y termina formando una identidad, una expresión popular. El rompan todo de Billy Bond, el gracias totales de Gustavo Cerati, las diatribas de Luis Alberto Spinetta en la presentación del álbum Artaud, las confrontaciones de Luca Prodan con los snobs que llegaban de turismo al Café Einstein, las frases con las que Indio Solari educó a su público y muchas otras. En el caso de Manuel Moretti, sus comentarios entre una canción y la siguiente suelen estar relacionados con ese periodo fructífero en el que se la pasaba encerrado componiendo canciones maravillosas, a veces dos por día, aunque la banda aún no lograba convocar. La audiencia de Estelares celebra esos datos del momento de nacimiento de una canción, como algo que la involucra.

—Hacia el final, de los poquísimos momentos del libro en que aparece la primera persona, decís: “El libro creció y encontré todo lo que buscaba y más”. ¿Qué fue todo eso de más?

—Me atrae la mente de Manuel Moretti porque es de una inteligencia exótica y eso se puede apreciar en la síntesis de sus letras, en esos comentarios incompletos que hace entre una canción y la siguiente y en cientos de excelentes entrevistas realizadas por colegas. Quise plasmar parte del pensamiento de Manuel Moretti con respecto a las canciones, completar el relato de sus procesos creativos. Tuve presente al público estelar todo el tiempo, el libro es para ellos, ellas, elles. Un libro se puede escribir pensando en una persona, aunque después le pueda interesar a mucha otra gente, hay libros que van dirigidos a un grupo de amigos de un taller literario, a un antiguo novio, al propio autor, es decir, contra sí mismo, en confrontación con su libro anterior, o para contestar una determinada idea de época, lo que sea. Este libro siempre tuvo un destinatario nítido y es ese público que durante años vi expresarse en los conciertos de Estelares. Esa gente que se emociona con las canciones de Manuel Moretti. Pero también escribí en libro pensando en que es el primer libro de Estelares y que seguramente habrá otros. Este es mi aporte sobre la que considero la mejor banda argentina actual. Además, encontré el tema de la amistad a través del tiempo, y abriendo un poco el cuadro, la historia de Estelares es también parte de la historia de nuestra generación.

—Una propuesta, para cerrar. Si algo habrás hecho durante la realización del libro habrá sido escuchar y escuchar los discos de Estelares. ¿Tres o cuatro canciones que, a tu entender, definen el ADN, el centro tonal de Estelares?

—Las canciones fundacionales de Estelares son América, En la habitación, Ardimos y 20 de noviembre. El ADN de Estelares está en esas primeras composiciones que de hecho son anteriores a la formación de la banda. Manuel le muestra a Víctor 20 de noviembre, en la pieza de un hotel para estudiantes, la primera vez que se reúnen para tocar juntos. Hay incluir en esa lista el himno de Estelares, El corazón sobre todo. Como centro tonal elijo un disco entero, el primero, Extraño lugar, en el que ya está todo lo que luego se expande y se desarrolla y se presenta de distintas formas.

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