La magia de las hermanas Serantes

En un repaso histórico por los ciclos, personajes y figuras que marcaron un momento de la TV argentina, diario Hoy recuerda la vida de las gemelas.

En la década de 1970, las gemelas Noemí y Liliana Serantes conquistaron el mundo del arte gracias a su belleza y carisma. Con esfuerzo y perseverancia, lograron hacerse un camino excelso en el cine, el teatro y la televisión. Asimismo, las hermanas sedujeron al zar de la pantalla chica, Alejandro Romay, que vio el talento en ellas y las contrató para actuaciones y conducciones. Lo más recordado fue su trabajo en la conducción de animaciones infantiles.

Las chicas nacieron en el seno de una familia trabajadora y residían en la localidad de Mariano Acosta. Sus padres trabajaban mucho y aceptaron que las chicas estuvieran en el mundo de los talentos infantiles. Primero, el papá trabajó como repartidor, mientras que la mamá atendía un negocio local.

Un día, una docente les dijo a los padres que les recomendaba que estudiaran danzas, ya que veía una gran oportunidad para que pudieran lucirse en publicidades o en castings. Así lo hicieron con creces porque una vez que se presentaron conquistaron todo un universo que nacía frente a sus pies. Asimismo, se hicieron famosas desde chicas, ganaron un concurso de juguetes y comenzaron a visitar la ciudad de la furia a menudo por su empleo. La vida de la familia entera cambió por completo.

Primero fueron publicidades, luego condujeron una escena dentro de un circo y así llegaron otras partes en la pantalla chica. En ese entonces, ellas estudiaban en la escuela primaria y la secundaria.

Poco a poco, empezaron a formar parte de proyectos como El mundo de Frutillitas, Los osos cariñosos, Bosque de Mellizas, entre otros. Además, actuaron en ficciones y filmaron promociones en Chile. Luego renunciaron para poder tomarse un descanso.

En los ochenta, Tato Bores las conquistó para su show de humor y, además, en esos años llegaban sus mayorías de edades. Allí se dieron un descanso porque se casaron con dos amigos en común. Todo iba de maravillas. Es más, Liliana aprovechó y se fue de viaje con su cónyuge, mientras que su hermana, Noemí, estaba al frente de un show.

Las chicas se casaron, tuvieron tres hijos cada una y además se abocaron a proyectos diferentes, pero siempre dentro del ámbito del arte o la comunicación.

Sin embargo, con el paso del tiempo todo fue diversión y plenitud hasta que Liliana comenzó a sentirse mal y una serie de estudios decretaron que tenía una enfermedad terminal. Por esta razón, decidió retirarse de la carrera y se cuidó hasta sus últimos días en su casa junto a los seres queridos. Ella partió en el 2011.

Por su parte, Liliana trabaja en radio y sigue siempre vigente como el recuerdo de su hermana que la acompaña todos los días de su vida.

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