Lautaro Delgado, un intérprete infinito
Comenzó su carrera en producciones independientes. Es un artista consagrado que innova en la música, el cine, el teatro y la televisión
Formó parte de diversas expresiones artísticas con las que recorrió el mundo entero. A través del camino experimental con el que forjó su carrera, Lautaro Delgado es un actor que no para de crecer. En continuo movimiento, este profesional siempre está formándose porque “para adentrarse en diferentes roles y estéticas narrativas hay que ir más allá de un simple par de técnicas”.
Sobre las tablas
Durante su niñez, Lautaro sentía pasión por la magia y los disfraces “porque quería que pensaran que era otra persona”. Sin embargo, el intéres por el ilusionismo pronto dio paso al amor por la actuación.
Comenzó sus estudios en la escuela de teatro de Alejandra Boero, y luego continuó con Esteban Mihalik y Mauricio Kartún.
Entrado en la juventud, participó en Montaña rusa, Otra vuelta, Verano del 98, Como pan caliente, Campeones, El elegido, El mal menor, Historias del corazón y Combatientes, entre otros. Tras estas participaciones, llegó un período en el que abandonó la pantalla chica para indagar en otras facetas como malabarista, músico y estudiante de cine.
En cuanto al séptimo arte, trabajó, entre otros, en títulos como Revolución: el cruce de los Andes, Francia, Caño dorado, Topos, Crónica de una fuga, Gilda, no me arrepiento de este amor y Kryptonita, un relato de superhéroes del Conurbano. En el presente profundiza su labor en la pantalla grande mientras espera poder filmar su ópera prima. Además, Lautaro también tiene una banda de música industrial llamada Cuerno en panza.
Cosecharás tu siembra
Este año de intenso trabajo y grandes emociones trajo premiaciones. Lautaro Delgado fue galardonado con el premio Cóndor de Plata al mejor actor de reparto por su labor en Kryptonita.
En este filme encarnó a Lady Di, una heroína al estilo Mujer Maravilla del Conurbano más profundo. Además, en noviembre llegará Nafta Súper, la serie spin off de Kryptonita, ambos proyectos de Nicanor Loretti.
Gilda, no me arrepiento de este amor (el segundo proyecto que comparte con Natalia Oreiro) fue un éxito en las taquillas y las críticas admiraron la reconstrucción de la historia de la fallecida cantante.
—¿Elegiste la profesión o ella te eligió a vos? ¿Cómo tomó tu familia tu pasión por el arte?
—Nací en San Martín y mis viejos, psicológos, siempre fomentaron que mi hermana y yo hiciéramos lo que más nos gustaba. Desde chico construí personajes: jugaba a ser diferentes personas y luego lo profesionalicé, por lo que diría que elegí, con pasión, esta profesión.
—¿Qué buscás lograr en tu camino profesional?
—Estoy satisfecho y agradecido con los trabajos que logré. Recorrí mundos diferentes, y eso me pone orgulloso y feliz. Siempre di lo mejor de mí. Estoy muy contento con el resultado. Lo único que sé es que quiero volver a hacer magia.
—¿Cómo fue la experiencia de encarnar a Lady Di en Kryptonita?
—Fue un desafío enorme. Sentí que encarnarla era atravesar un umbral complejo. Este rol podía salir precioso o quedar en ridículo. Lady Di me representa el espíritu maternal y guerrero. Por suerte, el relato está construido por fuera de los prejuicios, porque no la victimiza ni la margina. Ella es la princesa del grupo, junto con el personaje que compone Sofía Palomino.
—¿Qué mirada tenés sobre el éxito de Gilda?
—La película es bellísima y estoy feliz por la recepción que tuvo. En cuanto a mi papel, quedé seleccionado en un casting para interpretar al marido de la cantante. El personaje fue complejo y contradictorio, porque entre ellos dos hubo mucho cariño y se amaron. Por eso es que tardaron tanto en separarse, por el amor y los hijos en común.