Los amores y el erotismo en las novelas argentinas
Los romances dentro de la ficción han generado más de una historia detrás de las cámaras como también dentro de las entregas. Recordamos los mejores momentos en la pantalla chica.
En los años setenta, la televisión argentina tuvo una entrega llamada Rolando Rivas, taxista. Daba cuenta de un hombre que manejaba un taxi y que un día cualquiera encuentra al amor de su vida en el vehículo que estaba a su cargo.
La autoría de los guiones correspondía al célebre Alberto Migré, mientras que los roles protagónicos pertenecían a Soledad Silveyra y al galán Claudio García Satur. Como todo país intenso y fervoroso, pudimos asistir a las historias de amor que pusieron condimento en la vida de toda la ciudadanía que por ese entonces atravesaba un contexto social y económico bastante difícil.
Allí, podía verse al semental sobre el taxi que circulaba en las calles porteñas, mientras que la mujer, llamada Mónica, era una joven heredera que había intentado matarse arrojándose del auto. Allí nacería la historia de amor entre ellos.
Lejos de terminar en una sola entrega, la novela tuvo varias temporadas y hasta una versión en el cine. La química entre ellos era un hecho y los chispazos llevaron a que varias parejas pusieran a sus hijos los nombres de Mónica o Rolando, ya que se identificaban con los personajes.
Por otro lado, y bajo la pluma del mismo autor, la televisión veía a la joven cantante y actriz, Marilina Ross, y al galán y locutor uruguayo, Arnaldo André, que recién llegaba al país para convertirse en una estrella. Ambos fueron protagonistas de una historia de amor titulada Piel naranja, que ocurrió en 1975. Fue filmada en zonas tropicales y contaba con un final más que trágico.
Los enamorados usaban un término guaraní para decirse te amo y su final abrupto dejó boquiabiertos a todos. La mujer tenía un estatus humilde y un marido millonario, pero se enamoraba de otro hombre.
Otro culebrón fue Rosa de lejos, que era una reversión y dio fama y popularidad a la ya convertida en diva, Leonor Benedetto.
Otras entregas que se hicieron leyendas
Con la vuelta de la democracia en 1983, la pantalla chica trajo consigo muchas novelas y una inolvidable es la ficción Amo y señor, protagonizada por Luisa Kuliok y Arnaldo André.
Raul Leocuna produjo esta cinta y fue un éxito absoluto. Invirtió todos sus ahorros para hacerse cargo de los gastos. La novela contaba la historia de Alonso, un millonario, y de Victoria, una mujer cuya familia había quedado en la ruina. Ambos mantenían una relación llena de erotismo y violencia. El rating no paraba de subir al momento en que se emitían escenas donde él le daba cachetazos a la mujer.
Asimismo, Grecia Colmenares se puso en la piel de dos ninfas en las novelas Topacio y María de nadie, respectivamente, donde vivía desamores. Allí, en los momentos de llanto, sacaba sus lágrimas y daba a entender que era toda una especialista en las escenas de drama. Por otro lado, la actriz es recordada por su suavidad y encanto a la hora de actuar. Se convirtió en una diva de las novelas a nivel internacional. Asimismo, la mujer protagonizó muchas novelas en Argentina, fundó su familia aquí y estuvo en más de un proyecto junto a Jorge Martínez.
Para fines de los ochenta, llegaba La extraña dama a la pantalla chica, esta vez con una dupla que ya funcionaba y no era otra que la compuesta por Luisa Kuliok y Jorge Martínez.
Para ese entonces, la Argentina estaba con una crisis social, mientras que la novela estaba contextualizada en los años cuarenta, tenía vestuarios y escenarios de primera y rodajes se hacían en la provincia de Buenos Aires. Aquí también ocurrió que los nombres de personajes como Gina o Fiamma fueron usados para las generaciones que nacieron en ese entonces.
Los años noventa
La primera entrega que llegó con el cambio de milenio fue Una voz en el teléfono, con el protagónico de Carolina Papaleo y Raúl Taibo. Él asumía el rol de un joven viudo y millonario que se enamoraba de una joven que estaba presa, con la que vive una historia de amor para luego casarse y vivir felices para siempre.
Por otro lado, las novelas debían actualizarse y empezar a tratar otros temas para poder sobrevivir. Así, las historias de amor tenían muchos matices con otras temáticas que estaban en el tapete, tales como el VIH, la homosexualidad, entre otros.
En primer lugar, llegó Andrea del Boca con Gustavo Bermúdez para este éxito. También Perla Negra, interpretada por la misma actriz junto con Gabriel Corrado.
Asimismo, la llegada de los noventa tenía un doble matiz por la llegada del uno a uno y la temporada de la pizza con champagne. Para el año 94, Aracely González protagonizó con Gustavo Bermúdez una novela llamada Nano. La cinta transcurría en una ciudad costera y ella se puso en la piel de una joven sordomuda.
En esos años, además, sucedió Más allá del horizonte, una novela con gran elenco que también fue de época y tuvo mucho éxito.
En sintonía, Pablo Rago y Paola Krum asistían a un amor nacido en un colegio en Inconquistable corazón.
La llegada del 2000
Por esos años, Adrián Suar fundaba su productora mostrando una nueva forma de producir que tenía que ver con la comedia y la novela argentina fue mutando. Así, empezaron las historias más cotidianas, con mucho amor y diversión por detrás. Por ejemplo, la de los personajes interpretados por Mercedes Morán y Juan Leyrado en Gasoleros.
También llego Muñeca brava con Natalia Oreiro y Facundo Arana, en el 98. La historia daba cuenta de un millonario y una chica humilde.
Nancy Dupláa y Pablo Echarri protagonizaron Los buscas de siempre, donde nació el amor real. Luego llegó el turno de Resistiré, donde el mismo actor trabajaba con Celeste Cid en una historia de ciencia ficción y romanticismo, con la genialidad de Fabián Vena. Allí había una puja por el poder, tráfico de órganos y la sangre.
Asimismo, Solita Silveyra y Laport interpretaron Amor en custodia, en la que ella era una ricachona y él su guardaespaldas que la cuidaba sin cesar. En la actualidad son recordados a través de memes y mensajes de cariño.