entrevista
Malena Villa: “Todo lo que pasa en las redes es fake”
La talentosa actriz y cantante es parte de la película de la que habla todo el mundo y que fue premiada en el Festival de San Sebastián.
El llanto, de Pedro Martín-Calero, es un atrapante filme de género, con una reflexión sobre el patriarcado y nuestro vínculo con las pantallas. Protagonizada por la española Ester Expósito, la francesa Mathilde Ollivier, y la argentina Malena Villa, hablamos con esta última para saber más detalles de la propuesta y de su trabajo en el universo musical.
—El año pasado estuviste con una película con el cine como eje, Matadero, y ahora volvés de nuevo, pero como estudiante de cine. ¿Por qué crees que te llaman para este tipo de roles?
—No sé, pero fue muy divertido porque en Matadero era algo de trabajar mucho con la cámara porque era una DF de los 70, y la cámara era complicada, el proyector, la película. Cuando me llegó este personaje pensé: qué fuerte, debo tener cara de DF o directora. Y dije, wow, qué fuerte.
—¿Te gustaría dirigir en algún momento?
—Nunca, o sea, me encanta el cine, pero no lo veo, la verdad, por ahora no.
—¿Y videoclips?
—Pero no dirijo yo.
—Bueno, pero por ahí podrías también incursionar un video, que es por ahí algo más chiquito y después un largo…
—No tengo el hambre de dirigir, la verdad, viste que hay actores que devienen directores, pero no, en mi caso no.
—¿Consumís cine? ¿Qué tipo de cine ves?
—Sí, consumo mucho cine, me gusta, pero no me gusta mucho el cine de terror. No soy muy fan del género, de hecho siempre fue la respuesta que no, cuando me llegaban propuestas. Pero acá es increíble el guion, de los mejores guiones que recibí.
—O sea, leíste el guion y dijiste, sí, no importa el género, vamos.
—Sí, claro. Aparte es como una peli de terror, pero no es del género así tan gore, es un poco más de suspenso, es como un thriller un poco más grande, con un poco más de peso, no tan gore.
—Acá hay algo de la cámara, del voyeur, ¿cómo fue entrar en el universo de El llanto? Si a nosotros nos genera tanto miedo, no imagino cómo fue filmarla.
—Nos preguntaron muchas veces si sentíamos miedo, y la respuesta es no. El rodaje fue superameno, Pedro es muy gracioso. Después surgió en las entrevistas que dimos en España, que muchos nos hablaban de una reflexión sobre nuestro vínculo con las pantallas en general. Creo que no había sido la intención de la película. Y terminó siendo porque la gente lo interpretó así, eso me parece muy fuerte.
—Y, tomando un poco esto que vos decís de la crítica, también hay algo de como que ni le prestamos atención a las pantallas, a lo que estamos mirando.
—Sí, es el tiempo que se pierde, y hay una vida paralela a la que vivimos. Me di cuenta de que todo lo que pasa ahí es fake.
—¿Y cómo haces vos? Porque las redes sirven para mostrar trabajo, y vos decís, che, esto es una mentira, pero las necesito, ¿cómo haces con esa contradicción que se empieza a generar?
—Es una herramienta de trabajo, eso lo entiendo. Pero la vida es otra cosa.
—Cuando estaba la fotografía analógica nadie se sacaba una foto llorando o triste…
—Claro.