entrevista
Marina Bellati: “Hago poco teatro porque me parece lo más sacrificado y comprometido”
Cerrando una exitosa temporada teatral, un reciente viaje a Asia y su nominación a los Premios Cóndor, la actriz ahora estrena película con un desafiante rol.
Este jueves llega a los cines Bill 79, la vuelta a la dirección de Mariano Galperín, con Diego Gentile como Bill Evans, el mítico músico de jazz que visitó Argentina en medio de la Dictadura cívico-militar. En la propuesta, Marina Bellati encarna a la manager del artista, que deberá lidiar con sus adicciones y miedos. Con ella hablamos sobre este y otros trabajos.
—¿Cuándo supiste que querías ser actriz?
—Mirá, primero supe que quería ser cantante. Yo estudié muchos años canto, era muy chica. Y a los 15, creo que fue, fui a lo de Nora Moseinco, llegué en mi primera clase, la compartí con Alan Sabbagh, que es mi amigo de ese entonces, y llegué y hacía cosas de las que los otros se reían, y había que armar como una improvisación, y fue como un recreo de la vida, y dije: yo quiero esto todo el tiempo; y así empezó todo.
—¿Cómo es para un actor trabajar en otro idioma?
—Mirá, yo soy bilingüe, entonces para mí está bien, igual no lo había hecho antes durante toda una película, por ahí una escena, lo mismo en El gerente, tengo un poco más. Pero era loco mirar al otro actor y decirlo, sobre todo Diego, que es mi mejor amigo.
—Me imagino que deberían divertirse mucho, más con este vínculo...
—Con todos, conozco a todos los actores.
—¿Y qué agregaba eso?
—Sumaba porque además teníamos esta anécdota que también me parece fabulosa. No lo podía creer. Bill Evans en San Nicolás, me fascinan además estas cosas. Cuando fui de gira, me acuerdo perfecto de que nos habían contado la anécdota y creo que nos habían mostrado el piano en el que había tocado. A veces cuando caés en San Nicolás y te la cuentan ya alguien le agregará cosas... Es como un mito, o sea, es real, pero hay un mito que va creciendo año a año.
—Y ahora está la película…
—Y ahora está la película, claro, que le agrega más aún. Lo del idioma sumaba a estos cancheros recién aterrizados de Nueva York, de la movida del jazz, o sea, imaginate lo que era el jazz hasta el cine de los 70 en Nueva York, que estaban como en la crema de la crema... llegar a ese pueblito.
—Además, el contrapunto que tiene tu personaje con el de Diego está buenísimo.
—Sí, ella es su manager, su amiga, su sostén, y lo quiere, y lo admira, y es una manager que te rompe las bolas con los horarios, digo, es un adicto y lo quiere, y lo cuida, también quiere hacer el “business”, pero me parece que hay un vínculo ahí atravesadísimo, por el amor, la amistad: no tuve que componer mucho, porque es mi mejor amigo, entonces esto ya estaba.