Entrevista Exclusiva
“No le doy importancia a la popularidad, sino a lo que hago como artista”
En diálogo con diario Hoy, Germán Barceló presentó su nueva canción, repasó momentos especiales de su carrera como actor -formó parte de Montaña rusa- y habló sobre la dirección de Siddharta con Flavio Mendoza.
Nacido en Buenos Aires, Germán Barceló es músico, actor y director. Inició su carrera en Montaña rusa, otra vuelta para luego abocarse, además, a la música como solista.
Tiempo después llegaría la chance de trabajar sobre las tablas y así lo hizo en producciones de primera línea.
Durante una entrevista con este multimedio, el multifacético artista reveló los detalles de su última producción titulada Bombitas de agua. Además recordó su paso por la ficción juvenil, su protagónico en una versión teatral de Drácula, bajo la dirección de Damián Mahler, y detalló su experiencia como director de Siddharta, la exitosa obra que tuvo como protagonista a Flavio Mendoza.
—Formaste parte de Montaña rusa, ¿qué recordás de aquel entonces?
— Recuerdo cómo ese muchacho estudiaba teatro, vivía en Merlo y trabajaba en el negocio de sus padres. Allí veía Montaña rusa y me preguntaba qué sentiría Gastón Pauls. Allí fue que supe de una audición para lo que sería la segunda parte y dejé mi currículum. Me presenté al casting, al mes me llamaron y éramos 3.500 chicos, algunos famosos y otros como yo, que nunca habíamos trabajado formalmente. En ese tramo aprendí en las audiciones porque soy una esponja, duraron tres meses, y pude mejorar un montón. Luego me llamaron, avisaron que quedé seleccionado e inició otra etapa en mi vida. Tenía 20 años. Me mudé al centro, más precisamente a San Telmo para estar cerca de los ensayos. Tuve euforia y alegría porque alcancé mi objetivo. Luego llegaron el vacío y la desilusión al terminar el proyecto, pero los recuerdos son brillantes.
—¿En qué momento sentiste que la fama o la popularidad habían llegado?
—Tuve momentos en Montaña rusa o Sálvame María. Es una suerte de ola que se arma pero después, al dejar la TV, se termina. Al menos, en mi experiencia, te reconocen un año y al otro, no. No le doy importancia a la popularidad, sino a lo que hago como artista. Me parece que es lo más importante, es decir, no va por la búsqueda de la popularidad sino en dejar un legado, buenas canciones, un buen contenido con un propósito determinado.
—¿En qué proyectos estás inmerso en la actualidad? ¿De qué manera se gestó tu single, titulado Bombitas de agua?
—Lo compuse en la pandemia, justo en el momento en que todos tuvimos que estar en casa. Así aproveché para analizar las motivaciones y planificar mi carrera como artista, como padre y ser humano. Además trabajé mucho en mi interior; recordar cómo era en mi infancia, en momentos de mis 6 o 7 años y me subía a los árboles a comer higos, entre otros. Compuse tres o cuatro canciones, entre ellas Bombitas de agua. Así fue elegida por los productores, la volví a escuchar y comencé a llorar. En este sentido le dimos forma en el estudio, incorporamos otros sonidos. También grabamos un clip con fotos junto a mis amigos, entre otros. Antes de Navidad lo compartimos en WhatsApp, se viralizó y los artistas comenzaron a compartirlo en sus redes sociales. Estoy muy agradecido.
—Tras el aislamiento social, preventivo y obligatorio, se dio una apertura paulatina a las actividades abocadas al espectáculo, ¿cómo vivís esta vuelta a los escenarios?
—Aceptando el día a día, todo es por y para algo. Hay que aceptar cada momento y llegó el ideal para dar a conocer Bombitas de agua. No soy de forzar las cosas, las cosas tienen que fluir. Respecto a los streaming, los considero una buena herramienta y una posibilidad para conectar con el público. Por supuesto que no hay nada más maravilloso que los vivos.
—Además integraste prestigiosas puestas en escena sobre las tablas como lo fueron Drácula y Siddharta, basado en un escrito tuyo. ¿Qué podés contar al respecto?
—En 2011 protagonicé Drácula, una versión de Damián Mahler. Allí sentí la necesidad de escribir sobre el libro de Herman Hesse, hice una canción y luego pensé en llevarlo al teatro. Allí corregimos la obra por unos años hasta que tuviera forma. Luego lo llevamos al teatro con Flavio Mendoza a la cabeza, que justo viajó porque nacía Dionisio. Allí me quedé como director mientras que Facundo Mazzei se hizo responsable de la coreografía. Aprendimos mucho. Fue un récord en espectadores y me di cuenta que todos los sueños se pueden cumplir.