ENTREVISTA

“Surgimos en una ciudad que tiene unas coordenadas misteriosas y especiales para hacer emerger música nueva”

En una entrevista con Hoy, el músico Miguel Ward reflexionó sobre su proyecto más reciente y precisó los detalles del concierto que dará mañana.

En una charla íntima con este multimedio, el músico y compositor Miguel Ward precisó los detalles del concierto que dará este sábado, a las 21, en Guajira Bar, ubicado en 49 entre 4 y 5.

—¿Bajo qué aristas te adentrás en la música? ¿Cómo surge el proyecto en banda?

—Mi proyecto solista se inició en 2017. Desde el comienzo me acompañaron grandes amigos y músicos, como Fabricio Basilota en guitarra, Juan Manuel Artero, quien me impulsó a maquetear e hizo hermosas guitarras y arreglos en mis dos EP (Rayo lento, de 2019, y Sombra en el agua, de 2020), Eduardo Morote (actualmente de gira con Sara Hebe), que me acompaña desde los inicios, aportando mucha magia musical y con quien produjimos mis dos EP, ambos publicados por El Castillo Discos. El combo se completa con el dínamo creativo de Santiago Duarte en bajo, los notables teclados y guitarras de Francisco “Paco” Gómez y nuestro refuerzo de jerarquía, Iván Calcagno en batería.

—¿Qué características destacás de las melodías?

—La melodía es uno de los sustratos más hipnóticos de la música. Es donde se evidencia esa cualidad de virus que tienen las canciones, ese tatuaje tarareado en la memoria. Posiblemente sea el elemento que más disfruto al escuchar y al hacer canciones. Las tendencias hegemónicas actuales la dejan un poco de lado; el recitado puede estar bueno, pero si viene envuelto en una buena melodía el efecto en el cuerpo es insuperable. Creo que ese es el terreno donde va a sobrevivir lo que hacemos.

—¿Qué se traen entre manos para esta fecha?

—Estoy muy entusiasmo con este encuentro. Es un honor abrir la fecha de Milano, alguien que está desde los chispazos fundacionales del rock ­platense y sigue muy de cerca la escena. Surgimos en una ciudad que tiene unas coordenadas misteriosas y especiales para hacer emerger música nueva. Tal vez la ausencia de una naturaleza exuberante nos impulsa a inventar pasajes líricos y melódicos para romper la monotonía del cuadrado, que está grisáceo, pero sigue siendo sugerente.

—¿Cuál es el concepto de las ­canciones?

—Los motivos son variados y me entusiasman mucho las formas desconocidas. El encuadre genérico me aburre bastante, creo que siempre se puede ir un poco más lejos de uno mismo. Me gusta mucho la idea de entregarse como un medio para que algo suceda, que los sentidos estén rebalsados, que el paisaje se cuele en las letras y que de ese todo en movimiento salga una porción incandescente para compartir.

—¿Qué características tiene el ­repertorio?

—Estamos interpretando las canciones que forman parte de mis dos EP, y otras que todavía no fueron grabadas y llevan el calor de la sala de ensayo. Me acompaña una banda fantástica que me devuelve unas paredes que siempre terminan al ángulo. Una de las cosas geniales de hacer música es compartirla con amigos que potencian ese sentimiento que alguna vez te surgió sentado en la cama de tu cuarto, o mientras soñabas y afuera se hacía de día.

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