Una guerra sin fin

Meghan Markle volvió a arremeter contra la monarquía inglesa, afirmó que no la callarán y que irá por más ante los medios de comunicación para contar su verdad.

Por menos de cinco años, Meghan Markle y el príncipe Harry mantuvieron una relación amorosa, un noviazgo a distancia y decidieron pasar por el altar para fortalecer su unión, participando de una boda majestuosa. Surgieron entonces rummores de una polémica debido a que la mamá de la actriz es ­afroamericana. Estos fueron negados por la familia real y todo quedó en la nada.

Con el paso del tiempo, la pareja supo llevar bien sus actividades como realeza y le dieron la bienvenida a su primer hijo. Solo fue una cuestión de meses para que comenzaran a gestarse peleas internas y fue el contexto para que los tortolitos abandonaran el viejo continente, renunciaran a sus títulos nobiliarios y se instalaran en Estados Unidos para empezar una nueva vida como personas corrientes.

Así fue que eligieron a Estados Unidos para vivir, rentaron una casa en California y abrieron una productora audiovisual que tuvo notable éxito en las primeras entregas de una serie de entrevistas. En estas un grupo reducido de famosos contaban sus peripecias en el tratamiento de enfermedades mentales, el lado B de la fama, entre otras situaciones.

Por allí también anunciaron que habían perdido a un hijo, pero que la vida los volvió a premiar con la llegada de una niña a la que llamaron Lily Diana en honor a su abuela fallecida en un trágico accidente en Paris junto a su pareja, Dody.

Luego de disfrutar la cosecha, los famosos lanzaron una biografía cada uno, más unos reportajes que dieron para hablar pues revelaron secretos de su estadía en Inglaterra. Allí Meghan anunció que fue discriminada porque desciende de una familia afroamericana y al momento de saber que esperaba a su primer hijo, lo único que le preguntaron fue si el niño era de color.

También lanzaron una producción de Spotify que manifiesta los discursos y compromisos de ­Meghan sobre la militancia de género y el empoderamiento en la sociedad actual. Entre otras cosas, también dio cuenta de cómo debió respetar los cánones impuestos en el viejo continente: “Sentí que ­trabajaba como actriz. Me decían cómo pararme, qué decir, cómo decirlo y cómo vestirme. Yo lo tenía que hacer”.

Con respecto a la profesión, definió que, si bien al principio no fue un problema, una vez que legalizó el noviazgo comenzaron a tener pruritos con respecto a su área laboral: “Solamente por existir estábamos trastornando la dinámica de la jerarquía. Cuando salimos de ahí, fuimos felices. Puedo hablar sobre toda mi experiencia, tengo mucho que decir pero no lo hago, tomé la decisión de no hacerlo, aún me estoy recuperando. El perdón es muy importante, pero se necesita mucho esfuerzo para eso. Realmente he hecho un esfuerzo activo, especialmente sabiendo que puedo decir cualquier cosa”.

Además, esta nota contiene otras aristas donde ella comenta que quiere volver a tener cuentas en redes sociales y tener la chance de poder administrarlas por su cuenta.

Este deseo puede llegar a llamar la atención, pero sucede que cuando era parte de la monarquía debía mostrar todas las fotos antes de darlas a conocer. Esto la indignó dado que se trataba de la misma gente que luego terminó insultándola con motes racistas.

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