entrevista

Verónica Pelaccini: “Tenía ganas de hacer un unipersonal”

Disfrutando de un gran momento profesional, la intérprete reflexionó sobre su carrera y cómo, desde un lugar de acompañamiento, sumó horas de entrenamiento.

Verónica Pelaccini es una de las ­grandes y talentosas actrices argentinas, y vive un gran momento compartiendo el escenario del teatro Politeama con Luis Brandoni y Eduardo Blanco en la obra Parque Lezama, pero también en El bien, de Lautaro Vilo, en Espacio Callejón, todos los domingos, donde se pone en la piel de Guadalupe, una mujer que asume sus propios riesgos. Diario Hoy dialogó con Pelaccini para conocer más aspectos de su profesión.

—¿Cómo estás viviendo este momento con tanto trabajo?

—Bueno, lo estoy viviendo agradecida y comprometida y cuidándome para poder seguir metiendo todas las funciones con la energía que demandan y con la energía que me dan, la verdad, porque es un círculo virtuoso poder estar laburando tanto. Eso es un privilegio, lo digo siempre, pero porque es así, de miércoles a domingos con Parque Lezama y los domingos también El bien. Son cosas que no hay que perdérselas. Pensé que no íbamos a poder o cuesta encontrar horarios a veces en las salas independientes. El bien es una obra que veníamos como cultivándola muy de a poquito y de a poco poder ver cómo va desplegándose, siendo posible hacer funciones y que la gente se vaya copando, es medio como un orgullo de algo como si fuera ajeno también, ¿viste? Poder ver algo que está pasando más allá de una.

—Tu cara para nosotros es muy conocida, has estado en muchas obras, en muchas ­producciones televisivas, y en este momento se da esta dualidad. Porque en Parque Lezama tenés un secundario, pero que en realidad, digo, podría ser una miniobra, sobre todo esa escena que tenés con Brandoni que es muy extensa, y en El bien también hay mucha entrega. ¿Cómo se hace para preparar personajes en los cuales se te exige como mucha exposición en determinado momento?

—Hay algo del sistema de producción que a veces puede ser como contradictorio con respecto a la preparación del personaje, porque, como vos decís, el personaje de la hija en Parque Lezama es un personaje secundario, es una obra que está la cuarta parte del tiempo que dura la obra o la quinta porque la obra dura dos horas y pico aproximadamente, pero en ese momento de la obra, es un protagónico, digamos. Es una escena vis a vis, un codo a codo con el protagonista indiscutible de la obra junto a Eduardo obviamente y la preparación es como venir corriendo las primeras funciones. Mi sensación era que voy corriendo bajando un monte con toda esa maleza y con ese piso irregular que tiene ese tipo de tierra y con todos los estímulos que hay alrededor y teniendo que poder apuntar con una flecha al centro de un arco. Hay que ir a ese lugar con todas las irregularidades del terreno, no porque una no puede ir construyéndolo desde que inicia la obra y los momentos más álgidos o más agudos de acción ya estás entrando en calor, esto es salir y tener que hacer el gol, como estacionar un auto, marcha atrás en un declive. Y esa escena es una escena que está llena de precisas reacciones que van construyéndola ahí.

Y vos decías lo de tanto laburo previo, yo trabajé mucho y trabajo mucho en tele, sobre todo en roles secundarios con bastante continuidad, desde, qué sé yo, Floricienta, que ahora está como en un momento muy alto de como que la gente la vuelve a ver, y yo trabajé en Los simuladores, otras series en Pol-ka, en Disney... Pero esto de ser un secundario también hace que las cosas, el sistema de producción, que no está al servicio del personaje que una tiene que hacer y el entrenamiento que eso da, si una lo puede aprovechar, digamos, más allá de que a veces es difícil y a veces angustiante, también es un gran aprendizaje.

El bien, una apuesta arriesgada y explosiva

—Hablamos de tu carrera, muchas propuestas, y ahora llega El bien...

—Yo tenía ganas de hacer un unipersonal, por ahí me encuentra con un poco más de herramientas y de paciencia, porque también los años no vienen solos y una dice: “Bueno, dale, arremánguese y a laburar”. Y son tantas cosas puestas en serie, una atrás de la otra, las que tienen que hacerse para que salga bien, sin ponerse solemne, que bueno, a veces que las funciones son más virtuosas que otras también, a mi gusto y al entender del autor, del director, también. Es una locura el unipersonal.

—Y la idea de unipersonal también cambió y lo que vos hacés en El bien, el despliegue que tenés, trasciende esa idea...

—Para mí me hace pensar en que, claro, los unipersonales a veces eran como, bueno, una persona, poco texto del actor, ejemplos como los de Rudy Chernicoff, Mabel Manzotti o Gabriela Acher, que es una genia, que está haciendo unipersonales. Ellos tienen algo que también hacen como de ellos, ¿viste? Es sobre ellos un poco. Y acá es una obra de teatro con un montón de personajes hechos por una sola actriz, en este caso. No hay nada de la retórica de una persona hablando sola.

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