3 de marzo: Día Internacional de la Audición

El último informe de la Organización Mundial de la Salud advirtió sobre este problema que crece día a día. 1 de cada 10 personas sufrirá pérdida auditiva discapacitante para el 2025.

Hoy, 3 de marzo, es el Día Internacional de la Audición y la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicará un nuevo informe bajo el lema “Cuidados Auditivos para todos”. Las últimas cifras que expuso -correspondientes al 2018- advierten sobre el deterioro de la salud del oído, que actualmente afecta al 5% de la población mundial, con pérdida auditiva severa o profunda, es decir, aquella que impide comunicarse con los demás y entender lo que dicen.

De acuerdo con ese ultimo reporte, 466 millones de personas en el mundo padecen pérdida de audición discapacitante: 432 millones son adultos y 34 millones, niños. Se estima que para 2050, serán más de 900 millones (1 de cada 10) las personas que sufrirán esta patología en el mundo. La información -aún no actualizada- indica que en América Latina hay 40 millones de personas con pérdida auditiva, de las cuales 5 millones presentan cuadros severos y profundos. Además, de cada 1000 bebés recién nacidos, entre 3 y 5 nacen con este trastorno. El 75 % de las personas con pérdida auditiva severa o profunda se encuentra en Brasil, México, la Argentina y Colombia.

Patricia Faletty, doctora en Audiología de la Universidad de Berkeley, Master en Salud y Profesora Honoraria de la Universidad del Museo Social Argentino, explicó que la pérdida auditiva discapacitante es aquella que no le permite a quienes la padecen comprender lo que les dicen. Para hacerlo y poder comunicarse, deben recurrir a ayudas auditivas como audífonos, implantes osteointegrados o cocleares, entre otros, dependiendo el cuadro de cada paciente.

En ese sentido, la especialista amplió: “Es fundamental mejorar en el desarrollo de programas de detección de problemas auditivos en el nacimiento y en los niños mayores de un año, ya que eso puede minimizar el impacto de la pérdida de audición en su desarrollo. En la Argentina, debemos fortalecer el cumplimiento de la Ley 25.415, y mejorar su normativa. La misma determina la detección temprana de la pérdida auditiva para que todo recién nacido sea evaluado y tratado adecuadamente antes de los primeros 6 meses de vida, lo que se considera la `edad de oro´”.

A su vez, sostuvo que el ruido y su crecimiento constituyen otra importante amenaza: “La OMS calcula que 1100 millones de jóvenes de todo el mundo podrían estar en riesgo de sufrir pérdida de audición debido a prácticas perjudiciales, por lo que se hace un llamado a los gobiernos para que integren estrategias para la atención auditiva en el marco de sus sistemas de atención primaria de salud. En la Argentina, debemos clamar por el cumplimiento de las leyes enmarcadas en el Plan Médico Obligatorio (PMO) y establecer programas de capacitación para trabajadores de la salud, implementar programas de prevención y detección para poblaciones de alto riesgo, y mejorar el acceso a tecnologías y productos de ayuda auditivas de alta calidad, es decir, aquellas que hacen hincapié en la importancia de garantizar el acceso universal a la prevención y a la atención”, alertó.

Faletty aseguró que lo anterior es una buena inversión para los gobiernos ya que se calcula que la pérdida de audición no tratada le cuesta a la economía mundial unos 750.000 millones de dólares anuales debido a los costos sociales y del sector de la salud (excluyendo los de los dispositivos auditivos), los de apoyo educativo y la pérdida de productividad .

En esa línea, la especialista lanzó: “Los impactos de la pérdida auditiva son amplios y pueden ser profundos. Incluyen la pérdida de la capacidad de comunicarse con los demás y retraso en el desarrollo del lenguaje en los niños, lo que puede llevar al aislamiento social, soledad y frustración, especialmente entre las personas mayores. Muchas áreas carecen de adaptaciones suficientes para la pérdida auditiva, lo que afecta el rendimiento académico y las opciones de empleo. Por eso, es súperimportante que estemos comprometidos desde nuestro lugar como profesionales de la salud en centrarnos en la prevención, el tratamiento, la sensibilización y concientización”.

Por último, Faletty concluyó: “No solo las organizaciones y los profesionales deben estar alerta ante esta problemática, sino la población en general debe recibir información para conocer el problema, las leyes que lo protegen y luchar por sus derechos. La pérdida de audición y las enfermedades relacionadas con el oído se pueden evitar mediante acciones preventivas como: protección contra sonidos fuertes, buenas prácticas en el cuidado de los oídos e inmunización, entre muchas otras”.

- Vacunar a los niños contra las enfermedades de la infancia, en particular el sarampión, la meningitis, la rubéola y la parotiditis.
Vacunar contra la rubéola a las mujeres en edad fecunda, antes de que queden embarazadas; seguir unas prácticas correctas de atención otológica.

- Realizar pruebas de detección de la otitis media y llevar a cabo las intervenciones médicas o quirúrgicas que convengan.
Evitar el uso de algunos medicamentos que puedan ser nocivos para la audición, a menos que sean prescritos y supervisados por un médico.

- Evaluar la audición de todos los bebés al nacer a fin de arribar a un diagnóstico temprano y garantizarles un tratamiento adecuado. Reducir su exposición a los ruidos.

La OMS calcula que 1100 millones de jóvenes, de entre 12 y 35 años de todo el mundo, podrían estar en riesgo de sufrir pérdida de audición debido a prácticas perjudiciales. Algunas buenas conductas para cuidar el oído son:

- Mantener el volumen bajo de los diferentes dispositivos.

- Limitar el tiempo que se dedica a actividades ruidosas.

- Alejarse de los ruidos fuertes.

- Reducir el tiempo diario de utilización de los aparatos de audio personales.

- Prestar atención a las señales de advertencia de pérdida de audición.

Acudir a un profesional especializado en salud auditiva en caso de dificultad para oír sonidos agudos como el timbre o el teléfono, para entender el habla o para seguir conversaciones en ambientes ruidosos, como restaurantes o reuniones sociales.

- Hacer revisiones auditivas periódicas, ya que eso puede ayudar a detectar la aparición de la pérdida de audición en una etapa inicial.

El 30% de los adultos mayores de entre 65 y 74 años tiene problemas auditivos y este número llega a un 50% en adultos mayores de 85 años. La pérdida auditiva genera una disminución en la calidad de vida, limitaciones en las actividades cotidianas y modifica la habilidad de la persona para comunicarse con otros, lo que afecta las relaciones interpersonales.

Estudios de investigación han demostrado que la pérdida auditiva está asociada con el deterioro cognitivo y que puede generar su aceleración.

Recuperando o mejorando la calidad de la audición con un implante coclear o con el uso de audífonos, los adultos mayores logran claras mejoras en la percepción del habla, en el estado anímico general, y en las habilidades cognitivas. Los ancianos obtienen un incremento significativo en su capacidad auditiva, su desempeño social y su calidad de vida, similar a los adultos menores de 65 años.

La situación de las personas que padecen pérdida de audición severa mejora gracias a la detección temprana, a la utilización de audífonos, implantes cocleares y otros dispositivos de ayuda, así como con el empleo de subtítulos, el aprendizaje de la lengua de señas y la lectura labial, entre otras opciones.

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