ENTREVISTA EXCLUSIVA

37 años de democracia: deudas y ganancias

Tras el triunfo electoral del 30 de octubre, se dejó atrás la más cruenta dictadura que vivió el país. Diario Hoy habló con el historiador Carlos Ciappina sobre la fecha que marcó una nueva era.

En 2007, el Congreso de la Nación instituyó el 10 de diciembre como Día de la Restauración de la Democracia en conmemoración de la fecha histórica que marcó el comienzo de una nueva era en la Argentina. Con la vuelta a la democracia en 1983, el país dejó atrás la dictadura cívico-militar-eclesiástica y entró en un terreno de consensos más o menos establecidos. En diálogo con diario Hoy, el historiador Carlos Ciappina, autor de Los que pensaron la Nación y América Latina en disputa: gobiernos de los pueblos o neoliberalismo, realizó un balance desde aquel momento hasta nuestros días.

—¿Qué importancia tiene el 10 de diciembre para los argentinos?
—La fecha tiene más de un significado. A corto plazo, significó la elección de un gobierno democrático después de la peor dictadura de la historia argentina. El 10 de diciembre de 1983 marcó el fin de la dictadura genocida, lo que significó una enorme liberación para todo el pueblo argentino. Y en el largo plazo, quizás por primera vez, significó el acuerdo de las grandes mayorías de nuestro país para dejar atrás el rol de las Fuerzas Armadas como actores políticos. Aquel día de 1983 comenzó a delinear el “Nunca Más”. La democracia pasó a ser una cuestión de las y los participantes políticos civiles.

—¿Cómo describe ese contexto?
—En la previa al 10 de diciembre del 83 se vivieron días de muchas emociones. Esa jornada estaba prevista la asunción de Raúl Alfonsín, que ya había sido electo nuevo presidente. Pero la herencia perversa de la dictadura todavía era muy fuerte, como las y los desaparecidos, el aparato represivo y el peso de las Fuerzas Armadas. Había una sensación de alegría y entusiasmo por el nuevo gobierno civil, y también cierto temor sobre qué iban a hacer los militares en adelante. Para muchos, como lo fue mi caso, era la primera vez que participábamos en una campaña electoral.

—¿Cuál es el balance de estos 37 años de democracia?
—Hay muchas cosas positivas, principalmente el acuerdo bastante asentado en que el modelo político de nuestra sociedad es el sistema democrático. Otro aspecto positivo es que las crisis, y hemos tenido varias en 37 años, se han resuelto a través de la política, con los mecanismos institucionales previstos. Además, en términos generales también podríamos deci hay un sistema político con base en el Congreso, en los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. También existe la libertad de expresión, que hoy nos parece algo tan común pero que no lo era en la época de la dictadura, al igual que la libertad de opinión. Estas son ganancias, al igual que lo son la lucha por los Derechos Humanos, la lucha de las Madres y las Abuelas. Los avances en materia de derechos de género y lo que se logró en materia de salud sexual y reproductiva.

—¿Qué deudas tiene la democracia?
—En cuanto a lo negativo hay un aspecto clave: en estos 37 años no se ha podido avanzar sustancialmente en reducir la desigualdad social y económica. Ha habido avances en algunos gobiernos, como en los 12 años del gobierno kirchnerista, con respecto a la situación social y programas de apoyo a los sectores más vulnerables. Pero, en suma, desde el 83 hasta hoy nuestra sociedad es cada vez más desigual. Este es el mayor desafío que tiene la democracia en nuestro país: crear una sociedad más igualitaria, con mayor oportunidad de inclusión de todas y todos.

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