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Adriana Basile, una cantante que hizo época

Esta artista napolitana puso a sus pies a muchas cortes europeas en el siglo XVII, y pese a estar casada con un noble, decidió ser conocida con su apellido de soltera.

Adriana Basile fue una cantante italiana cuyo talento y belleza inspiró a muchos poetas contemporáneos suyos y le permitieron casarse con el barón de Piancerretto. Madre de Leonora Baroni, cantante que se acompañaba con su laúd, habitué de las cortes italianas, el poeta inglés Milton la escuchó en Roma en 1639 y le dedicó tres epigramas escritos en latín, pero su prometedora carrera artística se vio truncada cuando en la corte de Francia fue descubierta como agente secreto del cardenal Mazarino.

En el año 1611 Claudio Monteverdi, entonces residente en la corte de Mantua, describió en una misiva el arte de Adriana Basile con estas palabras: “Cada tarde de viernes hacemos música en el Salón de los Espejos. La señora Adriana se incorpora para cantar música en conjunto y la acomete con tal poder e impactante belleza como para deleitar a los sentidos, y casi convertir la estancia en un nuevo teatro”.

No fueron pocos los aristócratas que dedicaron poemas a las gracias de la Basile, incluido el propio príncipe, que, a través del mismísimo Neptuno, la dibuja como una “sirena hermosa y vaga”, que inspira en el dios tal amor como para hacerlo suspirar de una manera que hace que las “olas se llenen de furia”. Precisamente, toda esta poesía dedicada a la diva fue recopilada en el volumen El teatro de las glorias de la dama Adriana Basile, publicado en Venecia en 1623 y en Nápoles en 1628.

Nacida en Nápoles, fue hermana de Giovanni Battista, poeta que recopiló numerosos relatos orales europeos, muchos de los cuales fueron adoptados posteriormente por los hermanos Grimm; de Lelio, compositor; y de Margherita y Vittoria, ambas cantantes. Adriana comenzó a actuar para la corte de Mantua en 1610 con miembros de su familia, donde le pagaban un salario considerable. También actuó en Licori, ovvero l’incanto d’amore, de Alessandro Guarini, en Mantua en 1621. Allí, durante más de 40 años, Mantegna ejerció la función de pintor de la corte y sirvió a tres sucesivos marqueses de la dinastía de los Gonzaga.

Lo cierto es que Basile viajó a Florencia, Nápoles, Roma y Módena entre 1618 y 1620, y a Venecia en 1623. Su servicio en Mantua expiró en 1626 y pasó el resto de su vida en Nápoles y Roma, donde continuó actuando.

Su marido era Muzio Baroni, un caballero al servicio del príncipe de Stigliano, don Luigi Carafa, noble al que también prestaba servicio Adriana antes de partir de Nápoles. Posiblemente, el ser ya ampliamente conocido artísticamente como Basile le llevó a no adoptar el apellido de casada Baroni. Por esa época, actuó en Licori, ovvero l’incanto d’amore.

El violagambista André Maugars describió un recital al que asistió en la residencia de la hija de Adriana, Leonora Baroni, en el que esta tocaba la tiorba, mientras que su madre y su hermana interpretan a la lira y al arpa, respectivamente: “Este concierto, compuesto por tres bellas voces y tres instrumentos diferentes, tanto afecto mis sentidos y embelesó mi espíritu que me olvidé de mi condición mortal y llegué a pensar que estaba entre los ángeles disfrutando de los deleites de los bendecidos”.

El prestigioso compositor italiano Claudio Monteverdi notó que Basile tenía más talento que la famosa cantante de los Medici, Francesa Caccini, con quien a veces cantaba. También sugirió que ella y sus hermanas escribieran su propia música para una pieza dramática en la que todas planeaban cantar. En cuanto a la composición, se sabe que Basile envió una canzoneta a Isabel de Saboya en 1620. Asimismo, probablemente improvisó sus escritos basándose en la poesía, lo que hizo en competencia con Francesca Cacci­ni. Nada de su música ha sobrevivido al día de hoy.

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