Bajó el agua y buscan normalizar el cruce de 184 y 41 en Olmos

A tres cuadras del club Unidos de Olmos, la comuna impulsó trabajos para controlar una de las ramificaciones del arroyo del Gato que se había desbordado. Ahora piden que se magnifique la obra en el lugar.

Desde hace varios años, vivir en el barrio Las Rosas, dentro del límite entre Olmos y Romero, representa una invitación a entrenarse y hacer gimnasia de forma obligada para los vecinos frentistas de las calles 184 y 183 entre 38 y 44.

Ayer, luego de un temporal que arrojó consecuencias en la región, un grupo de mujeres se reunió en la esquina de 41 y 184, a menos de dos cuadras de la cancha de Unidos de Olmos, en la que se estaba jugando un partido de fútbol amistoso, y mostraron el estado en el que quedó la esquina.

Por esta zona de la ciudad, pasa una ramificación del Arroyo El Gato y, a diferencia de lo que ocurrió con el mismo Arroyo en otras localidades, como Tolosa y Ringuelet, hasta Olmos, no llegó la obra del entubamiento que se arrogó la anterior gestión municipal.

“Cada vez que llueve sube el agua y queda al límite de las puertas de las casas. Es depende de la cantidad de milímetros que caiga si nos salvamos o no de inundarnos”, relató Nancy, una de las personas que reconoció que, en las últimas horas, se hicieron presentes desde la delegación municipal para limpiar la zona.

El segundo feriado de carnaval les regaló un sol imponente de un febrero atípico en la región que al menos ayudó a que las personas pudiesen tener un poco más de alivio en esta parte de la región.

“Por la calle 183 directamente no pueden pasar autos o ambulancias. Los vecinos tenemos que poner chapas para poder cruzar desde la zona de 41 hasta la zona de 40 y cada vez que baja el agua quedan las ramas que estaban pegadas en el fondo del arroyo en el cordón de la vereda”, describieron en la zona.

Según pudo saber este diario, el barrio Las Rosas de Lisandro Olmos, y especialmente las calles 183 y 184, forman parte de un proyecto para poder mejorar esta localidad, que con el asfalto de la 185 descomprimió un tránsito que ahora también necesitan experimentar otras personas que viven más cerca del club de fútbol.

“Sabemos que con la limpieza se hizo algo, pero queremos que sigan. Necesitamos que se pueda cruzar”, explicaron las jefas de hogar que ayer a la mañana se reunieron en la zona esperanzadas en que no vuelva a llover en las próximas horas para no pasarla mal.

En la zona, sin embargo, se hizo costumbre cruzar por la 40 y la 183 con bicicletas en la mano y hasta haciendo equilibrio, aunque en el fondo reconocen y admiten que no deja de ser una situación muy peligrosa.

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